Parias y magnates

19 jul 2023 / 08:53 H.
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En la India nacieron los parias y se extendieron por el mundo, rechazados, desheredados de sus derechos, abandonados a su suerte... Elon Musk, se dedica a aliviar la frustración desenfrenada de aquel rico magnate que no desdeña ganar un tercio más en el ejercicio siguiente, aplicando su manual de lógica y filosofía para triunfadores. Elon Musk ha ingresado de pleno derecho en el grupúsculo ínfimo de los dueños del mundo económico y empresarial. La macroeconomía goza globalmente de una envidiable salud, ahí está China o Norteamérica; los demás reducen su estrés financiero, boicoteando la realidad con discusiones teóricas estériles, propias del que desea obstinadamente romper con el nuevo conservadurismo económico. Cuando se ha hecho lo indecible por pertenecer al club de los que no tienen preocupaciones derivadas de la escasez de dinero, cuando se ha adquirido la condición de globalizador mundial, no importa cerrar el grifo o, si acaso, repartir parte de lo que sobre entre los menos favorecidos. ¡Ay!, del rampante presupuesto de ciertos magnates que, para no quedar en fuera de juego, auto planean un homenaje simbólico a favor de los parias o parados deprimidos que no figuran en la tasa de población activa, sino que ostentan el número infinito de la tasa de desempleo más elevada de la Unión Mundial. ¡Ay!, de aquellos otros parias cuya identidad anda incompleta por estar vacía de ofertas que mejoren su vida social. ¡Ay!, de quienes están privados de sus derechos, del trato y las ventajas que gozan otros y avergüenzan la cohesión social del mundo. De ese mundo que cierra empresas, ajusta plantillas y jubila anticipadamente, creando nuevos casos de héroes urbanos, asociados a castas que son el producto de la fantasía expansiva de grandes multinacionales y de gobiernos que practican la austeridad más desilusionante que hace imposible retornar a la condición de persona. Qué validez política y moral pueden esperar los que no permiten conservar el empleo o utilizan el crecimiento económico desde la perspectiva de la variable de la inversión y no desde una tasa de actividad constante para que se incorporen a ella los que están en edad de trabajar. Conscientes de lo que les espera, un puñado de jóvenes en paro quieren hacerse un hueco y recoger las voces discordantes y los ecos lastimeros de quienes sufren acoso, marginación e indiferencia, están hartos de la realidad virtual y de sus efectos nocivos, que convierten en atrayente la idea de huir de la autocomplacencia a la que fueron confinados. Desean despertar a la fascinación de vivir con dignidad a este lado de los límites del arrabal. Se ve venir la involución, porque al igual que las aldeas que no poseen jurisdicción propia, si lo consideramos en su globalidad, el mundo tampoco tiene autoridad para gobernarse, porque el dominio y la autoridad lo impone el poder económico y militar creado, desarrollado y extendido gracias a fusiones y alianzas de grandes entidades, a veces virtuales, que ya controlan la dirección de los grandes mercados, para lo que gusten servirse de la pequeña aldea llamada Tierra. Peculiar paraíso económico generador de desigualdades sociales llevadas a su extremo más dramático porque origina ríos de oro para unos y una producción negativa de humanidad alarmante para otros. Comienza a hablarse del peligro de convivir con una raza diferente a la de los grandes magnates.

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