Para tocar el cielo

Me ha parecido curioso reflexionar acerca de ese gesto tan característico como es el de levantar los brazos. Nos acompaña desde que nacemos. Ya desde niños llamamos la atención para que nos cojan, para señalar algo sin saber su nombre, lo respetamos como turno de palabra. Ahora incluso ya de adultos lo utilizamos cuando estamos contentos, en una fiesta, en un concierto, cuando nos encontramos con alguien hasta poder abrazarlo. Los hemos levantado para reivindicar injusticias, para decir basta. Es algo insignificante, pero a la vez tan importante. Cuando conseguimos algo, cuando estamos estresados, cuando queremos tomar aire para conectar con nuestro interior, podríamos nombrar infinidad de cosas que hacemos en las que necesitamos estirar los brazos para posiblemente estar más cerca del cielo. Como dice Macaco en su canción, “con la mano levantá busco un sitio pa saltar que me de alas pa volar... cuántas manos hay que alzar para que escuchen” un alto ya! Hay personas que mueren y enferman día a día por heridas que no son de bala, pero es que hay miles y miles que mueren por culpa de otra guerra ¿Y ahora? Qué hacen esos brazos caídos que no se alzan para pintar sus manos de rojo y decir basta ya.