Papistas

    06 dic 2023 / 10:11 H.
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    Tengo amigos que tienen perros de caza cuyos dueños habían dejado “balagueros” por inservibles para ese menester. Perros maltratados, comidos por las pulgas, famélicos...., a los que no les afecta la nueva ley. La pandemia, la soledad y las campañas de concienciación han hecho emerger sentimientos de ternura y protección a mascotas y otras especies animales. Aunque siempre quedan malnacidos que les dan puntapiés o les ponen veneno. Lo normal es que quienes sí los queremos a veces tenemos que salir con ellos a comprar, a visitar a alguien, o simplemente a que se relacionen con sus amigos perrunos o humanos. Hace unos días tomé un autobús con mi perrita, en un trasportín de guata. Siempre lo hago, pero ese día el conductor me invitó a salir porque el trasportín no era adecuado. Me negué y llamó a un inspector que no lo escuchó. Pensé que la ley de Bienestar Animal ya sirve para sancionar y hacer caja y yo me sentí “maltratada como humana”. Luego comparé lo ocurrido con otras prohibiciones y situaciones injustas: con la angustia de los gazatíes presos en una trampa mortal, acogotados por dos fuerzas criminales: Hamás e Israel, y sin un inspector “universal” que los salve de una masacre segura. Eso sí es un problema, no la tontería de viajar con mi perra, aunque haya servidores que sean más papistas que el mismo Papa.

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