Otros lenguajes

27 feb 2019 / 09:12 H.

La Biblia dice, más o menos, que tras el acuerdo de construir la Torre de Babel —en un intento de querer desafiar el poder de Dios tras el Diluvio, pienso yo— Dios les confundió las lenguas, para que tardaran más en entenderse. Y si ya es difícil entenderse hablando el mismo idioma, siendo del mismo país e incluso de la misma familia, es comprensible que hablando en chino será mucho más complicado a no ser que sea uno de Pekín.

Para tratar de acortar ese problema se inventaron otros medios de expresión, como el corporal, el mimético, el de silbidos y, últimamente, el de las camisetas, un medio que ha adoptado para sus intervenciones en el Congreso Diego Cañamero, aunque no crea que tampoco gasta mucho en camisetas. Sus mensajes en el Parlamento son tan espaciados como incomprensibles.

Pero esto de no saber explicarse es muy corriente en el hemiciclo nacional. No hay que ponerse de los nervios cuando vemos y escuchamos la cantidad de sinsentidos que sueltan sus señorías, porque, son tantas, que terminaríamos en el psiquiatra. Sin embargo, hay manifestaciones que no se pueden silenciar sobre todo si vienen de la mano de un diputado que representa —que debería representar— a la provincia de Jaén, por la que salió elegido. En la política de hoy todos los partidos tienen déficit de candidatos idóneos, preparados, consecuentes. Por eso surgió en las listas de Podemos un aspirante como Diego Cañamero, un malagueño que fue puesto en las listas de nuestra provincia por la que salió elegido y por la que no ha movido ni un dedo. Cañamero no tiene muchas ideas y las que tiene parece que no las tiene muy claras. Y su lenguaje camisetero se contradice con lo que había predicado hasta ahora. Un hombre muy de izquierdas, que ha pretendido defender a los jornaleros andaluces invadiendo fincas y que promovió el robo de carritos de alimentos en los supermercados para darle de comer a los más marginados, se presentó hace unos días en el Parlamento luciendo una camiseta con un mensaje vergonzoso: “Yo con Maduro”. Un acto que contradice aquella heroicidad de robar en los supermercados para apoyar ahora a un dictador que impide que entren en su país camiones de alimentos y medicinas para socorrer a millones de venezolanos marginados. Lo mejor que ha podido hacer Cañamero es anunciar que piensa abandonar el Parlamento.