Once meses más

03 feb 2019 / 11:20 H.

Ha sido un enero trepidante, en términos políticos, lo que suele ser sinónimo de confusión, de perplejidad, de errónea aplicación de los conceptos, en el lenguaje. Me pierdo en el bosque de las significaciones, sin ver el árbol de la realidad. Aunque la solución a cada interrogante debiera ocupar más longitud de reflexión que la que yo ofrezco, a modo de telegrama, me pregunto: ¿qué es el nacionalismo español?. Algunos de los políticos, de izquierdas y de derechas, lo identifican adecuadamente con el sentimiento u orgullo de pertenecer a la comunidad de España, y a ello, de forma inadecuada, lo denominan nacionalismo para así hacerlo contender con el que se adjetiva catalán, vasco, gallego o lo que sea. El nacionalismo, por esencia es excluyente y no se corresponder con la realidad de España que es inclusiva, en su identificación territorial y cultural, por lo que hay que reservar tal denominación a quienes, tal vez legítimamente, en Cataluña, o Euskal Herria, sean ciudadanos que se autoexcluyen de otra realidad territorial absolutamente integradora. Más interrogantes: ¿qué es el populismo, en que consiste la posverdad, existe fascismo en Europa y en España, ya sea como lo conocimos históricamente o esté edulcorado, por quienes, todavía no han salido del armario de la intransigencia, de la dictadura y de la irracionalidad?, ¿cómo debe de interpretarse la acción u omisión de las democracias liberales, en América y Europa, frente a pueblos indigentes y desnutridos que suplican acogimiento, sin que exista la más mínima compasión?. Intento dar respuesta a estos interrogantes y para comunicarme con la rabiosa actualidad cometo la torpeza de valerme del instrumento de las redes sociales. Es inaguantable, en la inmensa mayoría de las comunicaciones el paletismo que destilan, la ferocidad de sus criterios homófobos, antifeministas, clasistas, antiinmigrantes, anti todo, voceros de la posverdad que expanden el rumor de lo inexistente, (negación de la violencia de género), como si fuera un dato científico. La creencia suple a la verdad. En España, once meses más cuando ya la patología ideológica se ha inoculado, en el cuerpo social, resultara insoportable. No es imposible que se produzca metástasis de fascismos disfrazados, en la totalidad de este cuerpo que es España. Hablo de Vox, por ejemplo.