Oda al ventilador con trienios

14 jul 2017 / 11:14 H.

Dios me libre de poetizar en forma de oda algo tan poco poético como un ventilador. La Chiquitilla del Gavellar (patrona de Úbeda en nombre real, Virgen de Guadalupe) sea testigo que nada más lejos de la nomenclatura de un periódico creyente hasta la hartura apostatar de la fe sabinera. ¿No me siguen? Les cuento, el domingo, entre pañales de la tercera generación de sangre Aceituno, una se dedicó a seguir la retransmisión del nombramiento de Joaquín Sabina como hijo predilecto de Úbeda, su ciudad natal purista porque él es ciudadana del mundo y la noche (ha tardado años, dirán ustedes y yo misma, pero es que aún así, ha habido tres insensatos ‘peperos’ que se abstuvieron porque el tema “había que estudiarlo”). Lo dicho, mando en mano, a ver qué daban las teles en sus telediarios y decepción, solo la “rojuna” Canal Sur le dio lo que se merece, el resto, que solo mira su ombligo de Madrid, de pasada y gracias. Eso sí, en todas, qué cruz más sabinera, en todas las televisiones de España, aparecía una cosa inmunda porque “Míster Propper” no pasó por ella en forma de aparato para refrescar una antigua iglesia, que cansinamente iba de un lado a otro del pelo de los protagonistas, al que llamamos ventilador. Desde ahora, ventilador predilecto de Sabina, medalla de oro para quienes saben de protocolo y lo colocaron en el sitio justo para que ni laca ni movimiento de cabeza eternizaran para la posteridad algo tan soberbio, que Sabina bese la medalla de su ciudad, él que ha besado tantos mundos y tantas mejillas.