Nos
quieren amordazados

02 dic 2018 / 11:28 H.

El último fue Dani Mateo pero el chorreo no cesa. Como si en este país no hubiese cosas importantes para la Justicia, se ha impuesto la moda de encausar a humoristas, dibujantes, cantantes o titiriteros. En un proceso regresivo, las libertades sufren el acoso continuo de grupúsculos, a los cuales ampara la justicia con una lectura demasiado estricta de la leyes. A los que vivimos los años 80 del siglo pasado esto nos golpea con más fuerza pues fue un periodo donde vimos y oímos cosas que extrapolables a hoy solo harían llenar cárceles enteras. La piel se nos está afinando mucho, queremos convertir en delito cualquier cosa, nos ofendemos por casi todo, se convierte en ultraje cualquier gag humorístico, la letra de una canción casi necesita pasar filtros de la antigua censura. Lo más curioso, que quienes denuncian, la mayor parte de las veces grupos ultra católicos, no son tan raudos en ir al juzgado y demandar los abusos pederastas en la institución eclesiástica, eso no lo consideran inadecuado ni delictivo. A todo esto, el Tribunal de Estrasburgo enmendándonos la plana.