No hay nada que temer

09 feb 2016 / 09:31 H.

V ivimos tiempos de incertidumbre, que condicionan el comportamiento de todos los agentes sociales de nuestro entorno. Un sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que uno desea. Es miedo, de ese que nos paraliza, del que nos ancla en el conformismo, que nos hace mirar con terror hacia atrás y caminar con pies de plomo. Y así, es imposible avanzar. El inversor protege sus ahorros en fondos seguros, a pesar de tener una rentabilidad negativa, antes de iniciar proyectos de los que podría, como poco, sentirse orgulloso. El emprendedor, ajusta su estructura al máximo, conservando lo poco que tiene, resistiéndose al crecimiento, optando por algo manejable y pequeño, antes que negocios grandes que puedan desbocarse. El oleicultor se afana en el control de costes por si baja el aceite. Hasta el consumidor final compra lo justo, optando por la marca blanca, pues cree a pie juntilla en que son los que mejor relación calidad precio tienen. Y este sentimiento de parálisis llega incluso a la administración pública, donde muchos prefieren pasar desapercibidos sin hacer nada, como mejor estrategia de aferrarse al puesto. La actuación por encima de lo mínimo es cara, y encima puede salirte mal, con el consiguiente coste político e incluso judicial. Y así, si el penalti lo falla quien lo tira, y nadie quiere lanzarlo, pues cero a cero y a casa, o lo que es peor, perdemos por la mínima, que siempre se podrá culpar a la coyuntura económica, el mal tiempo, o la mala fortuna. Decía Einstein, “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”. Necesitamos una actitud positiva que permita vencer el miedo, que no hay nada que temer, que la forma más segura de mantenernos vivos, es la propia locura. Demos un paso adelante, conforme a nuestras convicciones, que Jaén necesita de hombres y mujeres valientes, que se genere inversión, riqueza y empleo, y que como escribe Martínez Ares “hombre cobarde, no conquista mujer bonita”.