No, gracias

13 may 2016 / 17:00 H.

En este momento histórico, ¿dónde está el aparato?, ¿de qué lado? Tras la larga lista de adjetivos e incluso insultos dirigidos a las fuerzas progresistas en nuestro país, no se esconde más que el pánico. Pánico en partidos como el PP o C’s o en el aparato del PSOE, no así en sus bases. En definitiva, pánico en el matrimonio del poder político, financiero y económico por su posible pérdida de influencia abusiva en las instituciones representativas de nuestro país. Tras cuarenta años de aquella inmodélica transición dominada por las fuerzas conservadoras que controlaban el Estado y los medios de comunicación frente a unas fuerzas democráticas exangües, nos encontramos en esta democracia de tan baja calidad y cada día más restringida y amordazada. De aquel desequilibrio, estos lodos. Unos lodos que muestran el gran retraso y desigualdad social en nuestro país y la gran distancia que nos separa de la media europea en cuanto a gasto público en vivienda social, en sanidad, en educación, en todo lo que conforma el Estado de Bienestar, y este retraso va a continuar mientras el mundo del trabajo siga tan alejado del poder político. El no rotundo de la directiva y el aparato del PSOE muestra una vez más lo que todo el mundo sabía: la integración de ambos en este Estado secuestrado por los poderes financieros y económicos. Su abandono del sentido transformador que le fue innato. Su alejamiento de las bases del socialismo español, esas bases que siempre se opusieron al ataque al Estado de Bienestar y a la democracia, a las políticas neoliberales que tanto daño han hecho a las clases populares. Esas bases que sí entendieron los eslóganes del “no nos representan” o de que “no hay pan para tanto chorizo”. Que no creen en la única solución de beneficiar siempre a los mismos con las bajadas de salarios o el desmantelamiento del Bienestar. Esas bases piden la intervención en las instituciones con voluntad transformadora, piden otra forma de hacer política y cambios profundos y llevar siempre por delante y de frente los intereses de las clases populares. Y esas bases saben que unidos, se puede.