El otro día leí en redes sociales que una resignada doctora atendió a una madre cuyos hijos no habían recibido una sola dosis de la vacuna contra el covid-19, pero que pedía que se las pusieran para poder hacer un viaje a un país que así lo requería. Pese a las evidencias científicas, hay personas que niegan el cambio climático, otras hablan de conspiraciones detrás de las pandemias y hasta hay quien quiere creer que la tierra es plana. Eratóstenes demostró hace miles de años de que la tierra es redonda, aunque haya personas que niegan la mayor para sentirse especiales, empleando la duda como justificación de la peor ignorancia: el no querer ver. Supongo que antes no había tiempo para dudar del maestro, menos del doctor y de los filósofos clásicos; porque si habías llegado a ellos, demostrabas un anhelo por el conocimiento, amor por una verdad razonable. Sin embargo, opino que hay que tener la vida muy solucionada para pensar que los Polos no se están derritiendo o que una pandemia no puede afectar a tu vida; aún más, hay que sentir mucho hastío por los demás o invertir tu dinero en el engaño para querer ocultar el sol con un dedo.
