“Morir como un perro”

08 abr 2019 / 16:07 H.

El DRAE dice en la segunda acepción de la palabra “eutanasia” que es “muerte sin sufrimiento físico”. Saltaba a los medios estos días atrás la noticia de la muerte de María José Carrasco, que había recibido la ayuda de su marido para poder morir. Ella declaraba previamente que quería morir de forma libre, expresa e inequívoca, y él le prestó sus manos. En nuestro país existe un vacío legal y una indiferencia política en cuanto a la eutanasia se refiere. España aparece en la lista de países “con eutanasia legal pasiva”, y yo me pregunto: ¿Eso qué quiere decir? Desde que en el año 2002 Holanda legalizara por primera vez en el mundo la eutanasia, han sido muy pocos países los que se decidieran a dar el paso definitivo, dejando de lado un derecho del que no se debería privar al ser humano en caso de enfermedad permanente y difícil de soportar. Evidentemente, la modificación legislativa en este caso no es un asunto que se deba tomar a la ligera, pero sí un tema que se debería afrontar de forma inmediata. Toma especial valor y de forma contradictoria, en este caso, la frase mítica “dejar morir como un perro”. Si nos ampara la ley al nacer, que nos ampare también para morir de forma digna.