Mi
reconocimiento

31 ene 2019 / 11:40 H.

No hace tanto escribía sobre la jubilación de una persona muy querida para mí refiriéndome a ella, entre otras consideraciones, como alguien que con su trabajo había conseguido la mejora del funcionamiento de las cosas en las que había participado y había sentado unas bases que podían ser cimiento de futuro. No se pueden decir estas palabras de todo el mundo y cosa distinta es que quienes le han sucedido hayan consolidado o destruido esos cimientos. En cualquier caso, esa responsabilidad corresponde a quien ejecute esa acción. Hoy vuelvo a referirme a la jubilación de otra persona a quien he llegado a considerar jefe, compañero y amigo. Tampoco es fácil encontrar estos calificativos aplicados de forma inseparable y conjunta puesto que es necesaria una templanza que no todos podemos llevar a la práctica. Una cualidad poco común, en definitiva. Quien se jubila se lleva consigo una experiencia acumulada de la que no podemos prescindir, más aún cuando el trabajo que dejan hecho ha sido bueno en cantidad y en calidad. Muy al contrario, siguen y van a seguir siendo modelo para quienes continuamos en nuestro ejercicio profesional. Pienso que este puede ser el mejor de los reconocimientos.