Merecer. Luchar. Conseguir

12 jul 2017 / 16:30 H.

Cuando se dice de algo o alguien que “merece” cierta consideración parece que damos por sentado que el mérito que le otorgamos conseguirá, sin más, alcanzarla. Pero el verbo merecer no implica acción ejecutiva sino, quizá, solo una llamada de atención. Y ahí navega Jaén, en esa indefinición entre merecer y conseguir. Entre luchar y alcanzar. Esta tierra, esta ciudad, obviamente merece estar situada en un escalón más elevado en todos y cada uno de los aspectos que le son inherentes.

Jaén merece, sin duda, contar con una estación de autobuses que pueda mirar de igual a igual a las de su entorno; ver funcionar por fin al tranvía con otra línea, incluso, que lo convirtiera en transporte metropolitano; contar con un servicio de autobuses urbano mejor definido y que alcance a todos sus rincones incluyendo al Castillo; impulsar sus atractivos turísticos para estar dentro de los circuitos de los touroperadores; conseguir que, de una vez por todas, nuestra joya catedralicia sea patrimonio de la humanidad; abrirse un hueco en las giras de las compañías teatrales para que representen en nuestros espacios escénicos sus últimas obras; disponer de salas de cine modernas en las que poder disfrutar de los éxitos recientes e, incluso, de ciclos clásicos; actualizar líneas ferroviarias y situarse en el mapa de la alta velocidad sin olvidar los recorridos en ancho tradicional; abrir al público sin trabas burocrático-político-administrativas el Museo Íbero tras años perdidos; contar con centros comerciales de última generación que hagan innecesaria la peregrinación a provincias cercanas... El listado sería, es, largo y doloroso pero tiene un colofón sin el que nada sería posible. Necesitamos cambiar el chip de giennense apático que se amodorra ante hechos supuestamente inamovibles que nos hunden en el anquilosamiento. Merecer no es suficiente. Hay que luchar para conseguir. Hay que sacar “las uñas”, abrir los ojos, poner las manos a trabajar y las mentes a discurrir en modo “hasta aquí hemos llegado”. Si nos quedamos en que “Jaén merece”, el soplo de la historia seguirá pasando alrededor sin mover ni un ápice de nuestro presente. Ahora toca conseguir.