Mejor callados

22 ago 2016 / 17:30 H.

Si no es posible formar gobierno, hay que dejar formar gobierno y eso lleva a la abstención”. Fue el expresidente Felipe González quien abrió la caja de los truenos pasadas las segundas elecciones generales. Habló tan alto y tan claro que su eco todavía resuena en todos los rincones de España e, incluso, llegó a enmudecer a socialistas con poder en comunidades como la de Andalucía. Hubo quienes se apuntaron al carro de la polémica, como José Luis Rodríguez Zapatero, aunque con algo menos de contundencia. A estas alturas de la “película”, de sobra es conocido que Pedro Sánchez no tiene intención de dar su brazo a torcer para apretar la mano de Mariano Rajoy. Por no querer, no quiere ni rozarlo. La abstención no está en su agenda ni en sus prioridades. El “no” por respuesta es lo único que encuentra el presidente accidental por demasiado tiempo ya.

¿Qué piensa la dirección andaluza al respecto? ¿Qué opina la jiennense? La respuesta puede llegar a ser, incluso, más rotunda que la José Luis Rodríguez Zapatero. El silencio. Hay quienes aseguran que existe un mutismo calculado por la secretaria general del Partido Socialista de Andalucía. La mudez de la presidenta de la Junta de Andalucía resulta clave y decisiva en los movimientos que no se esperan, por el momento, más abajo de Despeñaperros. Se impone el “laissez faire”, el dejar el camino libre, sin piedras, para que el líder de los socialistas en España no tenga excusas si cae por un precipicio.

Ni que decir tiene que la fecha del 30 de agosto supone algo así como una liberación para los socialistas de Susana Díaz. La presión vivida en otros momentos se cierne, ahora, sobre partidos nacionalistas más pequeños y alejados de Andalucía.

El silencio es una estrategia política en toda regla. Los “susanistas”, enfadados con el empeño de Felipe González —y compañía— de permitir un gobierno del Partido Popular, aplauden la decisión de la baronesa andaluza de huir de las injerencias. No solo hay que ser respetuoso con las normas del partido, sino que también es importante parecerlo. Cotiza la lealtad entre compañeros cuando los tiempos andan especialmente revueltos. Y, para los acérrimos de la “lideresa”, en la resaca de la segunda vuelta electoral el giro hacia el pundonor político se nota con respecto a la postura de la primera.

La dirección jiennense estuvo y estará al lado de ella. Si hay que callar, se calla. Hablar por hablar es tontería. Palabras de humorista. Está claro que también en la provincia está de moda el mutismo. Cierto es que agosto es el mes vacacional por excelencia y cuesta poner el micrófono en “on”. Sin embargo, lo que se cuece en el entorno del secretario general del Partido Socialista de Jaén, Francisco Reyes, es que la estrategia jiennense es y será una calcalmonía de la andaluza.

Mientras el silencio duele en los oídos de algunos, pasan los días y se acerca una investidura en la que Mariano Rajoy no encontrará el apoyo de Pedro Sánchez. Hay quienes se apresuran y hasta ven el 25 de diciembre como un día fantástico para celebrar terceras elecciones. No obstante, antes de que haya que sacar brillo a las urnas pueden pergeñarse nuevas estrategias políticas que, desde Andalucía, se exporten a toda España. Mientras tanto, mejor callados.