Más democracia

04 dic 2017 / 09:06 H.

Una de las palabras utilizadas como bandera para jalear la fiesta independentista en Cataluña ha sido la de “democracia”. Colgada luce aún, como pancarta, en numerosas plazas y balcones de esa Comunidad Autónoma. Entendida en su acepción académica como “doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno”, la democracia se ha convertido en comodín para discursos partidistas de la más diversa índole. “Democracia” y “pueblo” son términos abstractos que necesitan de una concreción en la vida real. Se equivocan, o confunden deliberadamente, quienes se adueñan en exclusividad de esos términos. ¿Sólo son demócratas quienes defienden la opción independentista en Cataluña? ¿Pueden arrogarse la exclusividad de representar a un pueblo entero quienes son sólo un apéndice minoritario del mismo? Algunos políticos pretenden confundir al pueblo de verdad, a ese que es heterogéneo y variopinto al elegir sus opciones de gobierno. Identifican los territorios que dicen representar con ellos mismos. Olvidan que los pueblos quieren gobernantes no excluyentes, alternancia en el poder, limitación personal de mandatos... en definitiva, todo lo contrario a una profesionalización interesada de la política. Los cargos públicos deben estar para servir al pueblo al que representan. No para utilizarlo en pro de intereses personales inconfesables.