Mariana de Carvajal

30 nov 2021 / 16:27 H.
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Os saludo. Mi nombre es Mariana de Carvajal y Saavedra. Y me hace feliz estar de nuevo en Jaén, la ciudad que me vio nacer en el año mil seiscientos y poco. No recuerdo la fecha exacta. Ha pasado tanto tiempo que hasta se ha perdido la memoria y el rastro de mi nacimiento. Podéis mirar en ese lugar al que llamáis Wikipedia y comprobaréis por vosotros mismos que en el espacio dedicado a mis datos de nacimiento no aparece más que una interrogación. Y a su lado, completando la síntesis de mi recorrido por el mundo, hay otro número. Y en este caso se trata de una cifra que me resulta muy dolorosa: 1664. Por lo tanto no existe constancia de mi nacimiento pero sí de mi defunción. Por lo que, es fuerza concluir, que ya no soy de las del mundo. Aunque, bien mirado, continúo, de algún modo, entre vosotros, a través de mis obras, de mis creaciones literarias que, seguramente, leeréis muy a menudo ¿verdad?

Seguro que casi todos habréis pasado tardes enteras leyendo mis piezas más afamadas, especialmente mi texto inmortal que lleva por título: “Navidades en Madrid y noches entretenidas en ocho novelas”. Estoy muy orgullosa de esa obra. Pero el caso es que se publicó un año antes de mi fallecimiento y por esa circunstancia no tuve oportunidad de disfrutar de la fama que, sin duda, me proporcionó al ser difundida. Pero estoy contenta de que finalmente se pudiera editar pues de ese modo logré pasar a la posteridad y me hice un hueco entre las principales voces del parnaso literario.

Por todo ello me gustaría que me dijerais ¿qué homenajes se me han brindado en esta ciudad de Jaén que me vio nacer? ¿Hay una placa con mi nombre? ¿Se ha levantado un corral de comedias dedicado a mi gloria? ¿Existe una academia en la que se forme a las nuevas generaciones que esté bautizada con mis apellidos? ¿Qué decís? Que no hay placas, ni teatros, ni academias, ni homenajes de ningún tipo dedicados a exaltar mi gloria. Ah, claro, ya entiendo, como pasé gran parte de mi vida en Granada, es de suponer que será allí en donde me habrán brindado toda suerte de tributos. Pero no importa, estoy convencida de que también aquí, en Jaén se leen con gran fervor todas mis obras.

¿A qué vienen esas caras de extrañeza? ¿Acaso no conocéis mis escritos? ¿No se representan mis piezas teatrales en vuestros corrales de comedias? ¿No hay ejemplares de mis novelas en las bibliotecas ni en vuestros hogares? ¿Y qué más decís? ¿Qué no habíais oído hablar de mí? Me duele escuchar tan lúgubres testimonios. Y me apena que mis paisanos me hayan condenado al olvido. Pero supongo que el tiempo es así de cruel. Y, en fin, imagino que otras escritoras de mi tiempo me habrán aventajado en el glorioso tránsito a la posteridad. Sin duda mis contemporáneas María de Zayas, Marcela del Carpio, Juliana Morell, Ana Caro Mallén de Soto, Feliciana Enríquez de Guzmán o Juana Inés de la Cruz serán las merecedoras de vuestros aprecios literarios. Y, por lo tanto, debo aceptar el hecho de que ellas, y no yo, formen parte de vuestro entretenimiento cotidiano, pues, sin duda, su talento es tal que todas las personas jóvenes y mayores se regocijan, a diario, con la riqueza de lenguaje de estas autoras y con las ejemplares fábulas de sus obras inmortales. Y esta vez no me equivoco, estoy convencida de ello.

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