María, la
de las caras

18 feb 2019 / 18:04 H.

María Gómez Cámara, de Bélmez de la Moraleda, sería ahora centenaria. Murió hace quince años. Habría sido toda su vida una vecina más del pueblo de no ser por unas fiebres en aquel agosto de 1971. Dicen, los que saben de estas cosas, que esos estados alterados de la conciencia hacen que nuestro cerebro trabaje más: delirios, alucinaciones... Y surgen palabras que jamás habíamos oído: teleplastias. La mente dibuja a su manera en la pared o en el suelo. Es lo que parece que hizo María. La Iglesia de entonces amenazó al régimen de entonces: aquello se había convertido en un fenómeno internacional. La prensa del movimiento lo zanjó: eran pinturas. Aún no se ha podido demostrar. María siguió conviviendo con sus proyecciones mentales sin saber explicarlas. Nunca varió un ápice su narración de lo que le ocurrió ese verano. Sin querer, iba añadiendo sus creaciones por toda la casa, sus vivencias. Continuaban viniendo periodistas y estudiosos de todo el mundo. Y hubo que ponerle tasa, aunque poca. Y, no, no era nitrato de plata. Digan lo que digan, lo de las caras de María, en Bélmez de la Moraleda, es verdad.