Manada de la vergüenza

29 may 2018 / 08:37 H.

Vergoña es un adjetivo que Alfonso Décimo “El Sabio” lo incluyó en una de sus cantigas dedicadas a Santa María. Con el tiempo se ha convertido en vergüenza, demostrando tenerla escasa esa manada desaprensiva, borrachosos frenéticos, o vaya usted a saber, que querían los favores de la carne lasciva de una joven, tan bien bajo los efectos del jolgorio alocado, acorralada en un portal sin más salida que la que le propiciara la providencia, pero que esta vez le falló a pesar de sus suplicas y lágrimas. Hechos tan lamentables como este vienen a corroborar que lo humano es depravado, sucio, estúpido y otros adjetivos que me guardo en la manga, capaz no solo de subirse al árbol como lo hacía su antepasado el mono, sino, también de representar la obra de lo canallesco y abyecto del ser amorfo, incapaz de valorar el bien del mal. La manada desmandada, sin la guía de los cabestros, no tenía cuernos ni pezuñas como los bóvidos que corren esos días por las calles de Pamplona por San Fermín, pero sí instintos propios de animales salvajes, tan peligrosos como las hienas acechando con voracidad a sus víctimas.