Los “vivalavirgen”

25 abr 2018 / 08:31 H.

Al pelotón de los tontos y a los “papafritas”, cuando hablamos de política, hay que añadir otra especie, los “vivalavirgen”, colectivo muy necesario para el correcto funcionamiento de un partido que pretenda jugar al enredo, la patraña y las cosas turbias. Son en esos menesteres en los que hay que echar mucho rostro al asunto cuando se hacen imprescindibles los “vivalavirgen”, porque son individuos que no se cortan por nada, que les da todo igual y no tienen el menor pudor en transmitir cualquier mensaje o consigna por muy falsa que sea. Ellos van, hacen el mandado y se quedan tan frescos. Es más, los hay que se quedan hasta muy orgullosos de sus meteduras de pata.

Cada partido tiene su grupo especializado en estos menesteres, porque los partidos tienen chicos y chicas para todo. Uno de estos especialistas que está muy de moda es Rafael Hernando, quien tuvo la osadía de retar, a través de las televisiones, a los pensionistas, exhortándoles a que, lo mismo que se manifestaron para protestar por las pensiones y exigiendo una subida, salgan a la calle ahora para agradecer a Rajoy el que, cuando los jubilados pedían la subida de un 1%, su gobierno les haya subido un 3%. Tuve suerte de que tamaña grosería no la dijera estando frente a mí. Me hubiera costado un disgusto, porque no se puede consentir que se burlen de uno con esa cara tan dura. El portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso se ha pasado un buen puñado de pueblos. Se ha pasado por la axila el problema de millones de jubilados que no tendrán subida y que seguirán sin poder llegar a fin de mes, como tampoco podrán llegar los que sí tendrán ese aumento que puede representar 16 o 18 euros más al mes. Muy lejos de lo que él cobra por hacer de “vivalavirgen” en el Partido Popular.

Lógicamente, soy uno de los afectados por este engaño que, desde hace años, sufrimos los pensionistas. Hasta ahora no he salido a la calle para sumarme a las justas protestas de los pensionistas. Pero ya que Hernando me invita a salir puede que sí lo haga, pero no para dar las gracias a quienes se niegan a buscar auténticas y justas soluciones, sino para todo lo contrario, incluso acompañado de algún taco, porque no se puede aguantar este grado de frescura e indolencia en el tema de los jubilados y en muchos más problemas sangrantes que tienen a tantos ciudadanos en el umbral de la pobreza.