Los parches del casco histórico

Los Presupuestos Generales del Estado están muy bien para otros lugares, no para Jaén, lo diga quien lo diga >> Nos tapan la boca con la A-32, tendremos autovía al Levante migaja a migaja, pero vuelven a olvidarse de una ciudad añeja y necesitada

08 abr 2018 / 11:48 H.

Hay que echarle un ojo permanente al casco histórico de Jaén, siempre hubo de ser así, que lo antiguo necesita mimo y atenciones, pero estamos en una situación crítica, al borde del colapso. Mitad por el temporal y la humedad reinante que a poco que salga el sol que achicharra provocará el colapso en más de una vivienda. Los parches del casco histórico llegan a su fin de vida y han de dar paso a la acción, una acción tan prevista y machaconamente repetida por todas nuestras autoridades a lo largo de las décadas democráticas de política municipal como de vacío está el saco de los dineros en el Ayuntamiento. Si no llega ayuda de fuera, no hay más que rezar y parche tras parche y el dinero de Madrid o de Sevilla está caro con Jaén de toda la vida, especialmente el centralista para quien no somos más que números, sin ojos.

Un periodista de raza como Ruiz de Adana solía decir en tiempos reinantes del socialismo felipista que el Parque del Retiro, el pulmón de Madrid, recibía en los Presupuestos Generales del Estado más dinero que toda la provincia de Jaén junta. Ahora no hay más que ver las migajas que nos llegan para la A-32 (porque ya estaba empezada que si no es así...) y cada quien aguante su vela. Tan difícil es de sostener que lo mejor que le va a pasar a Jaén es que vamos a tener exenciones fiscales, lo cual es buenísimo, pero para el buen desarrollo de los pueblos nada mejor que inversiones en infraestructuras y en equipamientos y en ayudas a grandes empresas para que “localicen” el Santo Reino y asienten sus grandes chimeneas. No, el Gobierno no ha tenido a bien hacer de nuestro casco antiguo política de compromiso ciudadano, simiente económica que devuelva un esplendor tan lejano que nuestros hijos solo lo conocen de procesiones y de marcha. Se vacía el casco histórico, se abandonan los edificios, la ciudad entera se baja al Bulevar y solo la vida matutina de los organismos oficiales y la vespertina de los locales de moda apuntala con alfileres el entorno de la Catedral. Ni la Universidad subió una Facultad en su día ni ahora plantea algo para darle vida.