Los días convulsos

13 mar 2019 / 11:17 H.

No se puede decir que los casos de abusos sexuales en la Iglesia Católica sean aislados. Por desgracia, cada vez aparecen más y la Iglesia ha tenido que intervenir no sé si con la contundencia y efectividad que requiere. La mancha por lo hecho por unos cuantos hace más ruido que la buena labor que miles de sacerdotes y misioneros y misioneras hacen en favor de los desfavorecidos a diario. Tal vez sea el momento de cambios en la Iglesia desde los cimientos para, además de intentar que casos como estos no se den con tanta asiduidad, acercarse algo más a la sociedad. Quizás si la Iglesia permitiera que los sacerdotes se casaran, tal y como sucede entre los sacerdotes ortodoxos, anglicanos y protestantes, se daría un paso importante. No es natural que un hombre o una mujer, por el hecho de dedicar su vida al servicio de Dios, tenga que renunciar a algo tan humano y natural. La Iglesia no puede caminar de espaldas a la sociedad y debe hacer una reflexión seria respecto a este tema que no se ciña solo a retirar del ejercicio del sacerdocio a quien mantenga actitudes de este tipo. O quizás esa no sea tampoco la solución, pero algo debe cambiar.