¡Los abuelos!

Nuestro amigo, Pedro Ortega Campos, jiennense y madrileño, profesor de filosofía, nos envió con su habitual generosidad su último libro, “Las décadas prodigiosas”, cuya lectura disfrutamos y recomendamos. Trata de las edades de madurez, desde los cincuenta años en adelante. “Los años arrugan la piel, pero renunciar al entusiasmo arruga el alma”. Se lamenta en sus hondas páginas del arrinconamiento de nuestros mayores y abuelos, al enviarlos a las residencias, hogares sociales, geriátricos, en la soledad de sus viviendas y pisos. Critica con dureza la marginación social de los viejos y abuelos, utilizables desde la economía de las instituciones, las farmacéuticas, los complejos hospitalarios, hasta por los hijos como canguros forzosos. Para evitar ser trastos inservibles en la vejez, ofrece consejos: tener a otros cerca, dar, servir, mantenerse ocupado, alumbrar proyectos, cultivar la espiritualidad, “dejar de cumplir años para cumplir sueños”, con esperanza religiosa (Biblia, Sal, 71). ¡Cuántos mayores suplican a El Abuelo en Jaén! Deberíamos tener más cuidado con los abuelos, porque son ellos quienes nos han dado la vida, quienes nos han guiado con su luz y debemos contar con ellos para todas las tareas de la vida.