Lo que nunca muere

23 feb 2018 / 09:26 H.

Solo los ya mayorcitos como yo mismo recordarán aquella radionovela llamada “Lo que nunca muere”. Fue la primera que el célebre Guillermo Sautier Casaseca, que tantas lágrimas hizo derramar con sus seriales, llevaba a la radio. Era el año 1952. Tres décadas duraron los éxitos de las radionovelas, siendo quizás la más recordada “Ama Rosa”. Las dos que he mencionado, del mismo autor, fueron llevadas a los escenarios y al cine. Se dice que lo único que nunca muere es el recuerdo. Y no solo es así sino que, además, y lo más importante, es que es el recuerdo el que hace que ni las personas, ni los lugares ni las cosas mueran del todo.

Me he dado cuenta, con el paso de los años, que algo que tampoco muere nunca y tiene la fuerza de evocar los más dulces recuerdos es la música. La música ha sido, y será, la mejor compañera en la vida de un ser humano. Acompaña, consuela, destierra soledades, despierta amores y anega de alegría el alma.

Hay músicas y canciones que dan casi todas las respuestas a las preguntas más esperanzadoras y a las más dolorosas. Un compendio de vida. Es por eso por lo que siempre he admirado a los grandes compositores y a los buenos intérpretes. Entre todos han creado un menú universal del que podemos elegir aquel tema que más nos seduce o conforta en cada momento. He conocido a muchos de estos inolvidables artistas. Muchos de ellos fueron mis grandes amigos. Como el llorado maestro José Sapena Matarredona, a quien no dejo de recordar cuando, los domingos, suena en el Estadio de la Victoria el himno del Real Jaén, que él compuso, que se estrenó en 1952 y que, en los años de mayor gloria del fútbol jiennense, varias generaciones de aficionados cantaron y corearon con tan entusiasmo. Ahora, cuando el equipo es incapaz de devolvernos aquellos años triunfales, es la música de Sapena la que nos devuelve la ilusión. También la letra que puso Luis Cabeza se cantaba unánimemente. Pequeños y grandes se la sabían. Ahora ya no es tan dominada, y se hace con el himno del Real Jaén como con el de España, que se canta sólo diciendo “lo, lo, lo, lo...”. La diferencia es que el himno del Real Jaén tiene letra y el nacional, no. No hay quien se atreva, no a escribirla —que lo han intentando muchos como Marta Sánchez— sino a aceptarla. Existen demasiados prejuicios en el personal hispano, sobe todo en el político.