Lo que no tenemos

27 jun 2017 / 17:23 H.

Este texto sucede cuando, a la noche jaenera, le unes un poema de Jorge Riechmann]. Hombres y mujeres, sudados y sedientos, deambulan al calor del asfalto. ¿Es martes, jueves, sábado? No saben si es el tiempo sin contornos del verano —derretido y extenso— o el aire viciado de esta ciudad lo que les impide saber exactamente las horas que llevan recorriendo sonámbulos este mapa de calles y esquinas. No saben si la acera se hizo eterna o si llevan semanas con el mismo paso en sus pies repetido. Hombres y mujeres, sudados y sedientos, buscan un lugar donde guarecerse. Huyen del perfil brillante, del flequillo alto, del beso de moda, del ritmo sincopado del reguetón, del catálogo de Bershka, de la piel poliéster. Hombres y mujeres, sudados y sedientos, buscan un lugar donde guarecerse: profundo y húmedo, en el que intercambiar palabras y tubérculos, descubrirse en sus iguales, olfatearse a placer y danzar hasta la madrugada. Buscan un lugar donde guarecerse, “alborozo en lo oscuro”, lo que no tenemos.