Las buenas historias de cada día

Está la vida como para echarle malos ratos, que ya vienen solos, como ustedes bien saben, así que un día lejano decidimos en esta casa emprender la campaña permanente de buscar el lado bueno de las cosas, poner en valor todo los que nos une y todo lo que nos distingue, en positivo, alejando el tremendismo y la negatividad, el victimismo y la resignación. Asumir como vehículo principal de comunicación de los jiennenses que somos, con clarividente posibilismo, que lo verdadero y real, lo tangible y maravilloso son las historias extraordinarias de la gente de a pie. Su vecino maratoniano, su compañera de trabajo que pinta cuando no trabaja en casa, el niño que sobresale con el ajedrez, la poesía que presenta en su centro de adultos esa ama de casa a la que no dejaron estudiar. La vida está hecha de retazos de felicidad y a ella apelamos con la Exposición de La Carrera.

Nos hemos sumado a la fiesta de la Catedral y a los festejos de un casco antiguo para el ciudadano, hemos querido brindar con lo mejor que tenemos, nuestro Archivo Histórico, para ensalzar que los coches desaparecen del entorno de nuestro patrimonio más universal, esa joya del Renacimiento que está bella desde cualquier rincón de la ciudad por la que nos asomemos. Y lo hacemos encantados de mostrarles cómo eran sus abuelos y sus padres cantando los goles del Real Jaén o perdiendo la voz en La Salobreja con el ADA de balonmano, cómo sus niños acompañaban a los Reyes Magos en su mágica Cabalgata y ya mayores, los ven ahora en la Universidad, esa gran noticia para nuestra tierra, o por San Lucas de fiesta. Es bella ciudad de luz, como le canta Cebrián a Jaén, y sus parajes y sus paisajes no tienen parangón. Sintámonos orgullosos de donde somos, de donde vivimos, de lo que hemos sido y, también, de lo que vamos a ser. La Exposición Callejera que se puede visitar las 24 horas del día en La Carrera, es solo el botón de muestra de que esta tierra ha vivido también buenas historias; ahora es el momento de protagonizar las que dentro de unas décadas nuestros nietos muestren con orgullo a sus hijos en la misma Bernabé Soriano, con la Catedral al fondo.