La vía lenta

24 nov 2023 / 09:06 H.
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Hace unos días volviendo en tren de Madrid a Jaén, tuve ocasión de comprobar la dificultad para atender a un operario de ADIF, herido grave y en parada cardíaca, en el paso de Despeñaperros, junto a la sub-estación de Calancha. Hubo de ser atendido por sanitarios que viajaban en el propio tren, y transportado en el mismo a la Estación de Vilches, —a bajísima velocidad— , ante la imposibilidad de acceso de una ambulancia o de un helicóptero. O sea, no están previstas las situaciones de emergencia en ese paraje cuando se hace vital la velocidad para salvar una vida. No hay mayor ejemplo de desidia.

¿Qué pasa con el ferrocarril en la provincia de Jaén? Sé que es una pregunta redundante planteada por miles de conciudadanos entre los que me encuentro, documentados análisis, frecuentes manifestaciones e incluso motivo de creación de varias asociaciones, y promesas, muchas promesas ... éstas últimas, todas incumplidas. Si algo caracteriza a nuestro tendido ferroviario es, el abandono y la dejadez.

En una apresurada aproximación, se han perdido más de diez estaciones en las últimas décadas, han desaparecido varias líneas existentes, nunca ha funcionado la Baeza Utiel y la añorada línea Jaén-Granada-Almería es un entelequia. La nota grotesca es la inauguración de una traviesa del prometido AVE en 2.002 y que veintiún años más tarde, registra sólo siete kilómetros de vía construida. Todo esto deja una sensación molesta entre la indignación y el aburrimiento.

Eso sí, se han incrementado las “Vías Verdes” para aprovechar las ruinas de este histórico expolio.

En cuanto a las líneas existentes aún, la situación es también lamentable, con tramos de sesenta kilómetros por hora en nuestra provincia, en imposible competencia con el automóvil y desmintiendo la necesidad del ferrocarril como medio de transporte poco contaminante.

No pretendo señalar culpables, porque todos tenemos algunos, pero sería conveniente no pensar más en esperar el AVE, que es caro y casi imposible, y exigir que se arreglen los tendidos convencionales en funcionamiento para poder circular los trenes al menos a 140 kilómetros a la hora, disponiendo de vagones cómodos y bien equipados y, desde luego, construir la línea Jaén-Granada-Almería para conectar con el llamado Corredor Mediterráneo que, enlazaría con las grandes líneas europeas. Son objetivos modestos, junto a la petición de evitar la supresión de trenes y del abandono del patrimonio en forma de estaciones, porque creo que Jaén merece tener infraestructuras cercanas al siglo XXI.

Hace poco vi un documental en el que Joaquín Sabina decía que en su juventud, la Estación Linares-Baeza le parecía una puerta a la libertad y al futuro. Hoy, de seguir así es casi un regreso al pasado.

Quise titular el artículo como “los raíles malditos”, porque todos los días veo las vías abandonadas de nuestro tranvía en la capital jiennense... ¡qué quieren que les diga!

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