La verdad dictada y otras culturas

de la ‘sopaboba’ de la subvención >> Así no pisa ningún callo oficial ni es sorpresiva

20 may 2018 / 10:41 H.

Hay en Jaén una cultura implementada, ricamente subvencionada, que permite a los culturetas vivir muy dignamente de su digno trabajo. Es la cultura que no tiene altisonantes disfunciones ni sustrato ideológico, la cultura ‘bienqueda’. No tengan duda, es la cultura imperante, domina y no permite ni rechistar a quienes sí que de verdad asumen la creación como algo alejado del Poder y las cuotas de la beneficencia del pasado más anticultural. El problema no es ninguno, pero la incoherencia se produce cuando los culturetas que viven por y para la subvención se comportan como ciudadanos libres y ácratas, intelectuales comprometidos y deseosos de cambio, que arriesgan su honor con la valentía de los eternos perdedores. Y no, resulta que no, la cultura es revolución y ganas de saltarse las normas, ir contracorriente siempre. La verdad dictada no es cultura, la verdad que se sustenta del erario público es creativa y hasta sorprendente, por qué no, pero nunca transgresora, tampoco puede considerarse sintomática, mucho menos ejemplarizante. Bueno, es cultura en el sentido administrativo de la palabra. La cultura ni puede condensarse en una habitación ni se puede percibir como algo de llevar y traer únicamente por momentos, que la cultura es transversal y eternamente revolucionaria. Nada es igual en una sociedad si su cultura echa chispas y hace pensar a la gente. Nada será igual si una sociedad se acostumbra a la cultura programada, que tiene su mérito y es aplaudible pero es otro tipo de cultura, la cultura revoluciona conciencias y traspasa el mismo ser de las personas para instalarse en una enriquecedora ventana de fuertes sensaciones cual tiovivo que no entiende de poderosos mecenas que en Jaén ni hay ni se les espera ni de temerosos políticos que en Jaén acostumbran a regar el estómago ‘culturetal’ para, al menos, no tener cortes de digestión con las tres verdades del barquero, que en Jaén no son otras que la cultura dista mucho de asombrosa, ni por equivocación nos hace saltarnos las normas y tampoco marca tendencia. Aún así, viva la cultura de Jaén, que la hay.