La semana negra del PP

26 may 2018 / 10:37 H.

Semana “horribilis” pepera. Lucía Jaén de cine con la competición de pádel tocando el cielo de la Catedral, minutos de oro en informativos con una postal peleada por el Ayuntamiento para poner una pica organizativa en la capital. Sergio Sauca glosaba en La 1 (teñida de negro) esa mezcla deportiva y monumental. Doble victoria, Jaén en positivo y nos evitamos el cierre enlatado y comprado en lote de tíos dando pingos por el mundo en el informativo. En esas estábamos cuando en época de tormentas se oscurecía el cielo y amenazaban rayos y truenos. Y cayeron en tromba. El número dos del Ministerio de Hacienda, José Enrique Fernández de Moya, tendrá que declarar el próximo 5 de junio como investigado por los delitos de prevaricación administrativa continuada, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, cohecho y tráfico de influencias por un exceso de pagos a la empresa Matinsreg y un procedimiento, presuntamente, ilegal para la contratación de una empresa de mantenimiento de las fuentes ornamentales que facturaba como si la fuente danzante del hotel Bellagio de las Vegas montara cada noche su espectáculo en la Plaza Santa María. Qué gran dolor de cabeza —al margen del final del proceso judicial— ha dado el cambio de empresa a Fernández de Moya. Un episodio que ahora emerge, de nuevo, cuando creía que esa carpeta era pólvora mojada. La “actualización” judicial, sin embargo, del PSOE amenaza con poner en jaque la fulgurante carrera política de un exalcalde que sufre un brote de alergia cada vez que acude al Santo Reino, tierra, definitivamente, hostil.

El plano secuencia estuvo muy estudiado, del grupo del whatsapp a la rueda de prensa de Francisco Reyes medió una alerta informativa de la SER. Jugada de pizarra y balón al pie e, inevitablemente, hubo que pronunciarse por la noticia del día, la rueda de prensa sobre la Política Agraria Comunitaria era una perdiz de reclamo. Artillería pesada porque el tema tiene el suficiente calado como para desplegar todo el arsenal. Nunca el cloro estuvo tan viciado, al menos, judicialmente. La investigación tuvo eco nacional porque la figura del segundo de a bordo de Cristóbal Montoro es “cacería” mayor. “¿Quién vigila al vigilante? acuñó Reyes sobre este coto. Mientras se dilucida el papel de los primeros espadas en la faena municipal, más pronto que tarde los subalternos concejales acabarán empitonados de diversa consideración. Cuestión de pasar por la enfermería judicial. En el punto de mira las conexiones con la empresa zamorana que, aunque lejos, fue la única opción y las contrataciones por mis santos... ¿Por qué? (con acento portugués).

Como todo es susceptible de empeorar, el bronceado de Zaplana amenaza con perder brillo en el talego. Él era feliz en Telefónica, qué gran empresa, pero los fantasmas del pasado y las cuentas opacas dejaron rastro y a él zombi. No hay mal que por bien no venga, su detención alejó los focos nacionales del secretario de Estado, aunque a Albert Rivera le diera tiempo a pedir el cese fulminante del secretario de Estado de Hacienda en virtud a ese compromiso ante los imputados. Pero aún quedaba semana y nubarrones a la vista para el PP, o como se escucha al albañil desde su andamio: “Se estaba poniendo más oscuro que los huevos de un borrico”. En lo que supone un fin de fiesta apoteósico, la condena de la trama del caso Gürtell con durísimas condenas. Un pleno al quince, un menú completo, con todo el colesterol corrupto posible que en circunstancias normales haría explotar cualquier cuerpo. La caja de Pandora popular era su caja B y ahora es el primer partido condenado por corrupción. Rajoy sigue anclado en sus hilillos de corrupción, pero en el PP harían bien en realizar un casting con voz femenina. Y cruzar los dedos, que Bárcenas ahora tendrá tiempo no para “ser fuerte”, sino para ponerse fuerte.