La novia de Errejón

17 feb 2017 / 11:38 H.

Silencio total, nada publicado sobre el debate establecido hace semanas dentro de Podemos; sobre el elevado grado de compromiso con el cambio que tenían en común los documentos que se debatieron en el congreso de Vistalegre II; sobre el deseo de encontrar puntos comunes y establecer un proyecto unitario que respete la diversidad y refuerce la unidad; sobre el contenido de los documentos que las tres principales sensibilidades —no eran dos, sino tres— que existen dentro de Podemos presentaron; sobre los enfoques y estrategias para alcanzar un país más plurinacional, más solidario, más democrático, más justo. Nada que pudiera dar lugar a que se analicen esas propuestas. Por el contrario, sí hemos recibido un aluvión de informaciones sobre una supuesta culminación de un gran conflicto entre dos dirigentes, Errejón e Iglesias, ni siquiera se hablaba de dos posturas. Nos han bombardeado con la cantinela, maliciosamente orquestada, de que se estaban comportando como cualquiera de los dirigentes de cualquier partido. Se ha hecho hincapié en que además los dos luchaban por conseguir los privilegios que conlleva el poder o por aferrarse al sillón. Lo más brutal, como por desgracia nos tienen acostumbrados, han sido, como siempre, los ataques a nivel personal. Creo que se nos insulta, a todos los ciudadanos, cuando se nos trata de presentar datos íntimos o personales, como cuando se hablaba, por poner un ejemplo, de sus compañeras sentimentales, o cualquier otra manipulación. Todo vale. Pero, insisto, se insulta al que lee o escucha cuando se llega a niveles tan absurdos para evitar que se presente a la ciudadanía, que le llegue, algo tan importante y legítimo como las diferencias de visión, de estrategia a seguir para alcanzar los cambios imprescindibles, imparables, que necesita nuestro país. Todo vale para debilitar o incluso destruir a estos dirigentes o al mismo Podemos. Me entristece ver que los importantísimos debates que se están produciendo en Podemos apenas llegan a la ciudadanía y se simplifican presentándolos como una mera lucha de poder. Es triste ya que todo esto solo muestra una vez más la escasísima cultura democrática de nuestro país y hasta dónde puede llegar la manipulación política. Hacernos ver estos debates y estas discusiones como meros intentos de alcanzar el poder, o como simples luchas por el mismo, es no entender nada. El resumen y la conclusión de la unanimidad en el ataque es sencillo, se visibiliza el principio del fin del régimen bipartidista en nuestro país. Lo ocurrido, a pesar de cómo han querido presentárnoslo, no ha sido otra cosa que una importante y valiosa contribución a nuestro país de un partido con vocación transformadora, aparte de lo presentado en cuanto a su futuro como fuerza política. Lo pueden hacer ya que no son como esos partidos que abandonaron el proyecto de transformación para terminar siendo parte del problema. La pérdida de apoyo electoral no se debe a la desaparición de la clase trabajadora, no se engañen a sí mismos, se debe a su abandono de esta clase y a su integración en las estructuras de poder estatal, económico o financiero. Que hay inexperiencia, por supuesto. Que esa inexperiencia ha hecho cometer errores a sus dirigentes, claro que sí. Pero, a pesar de la tremenda hostilidad que esta fuerza tendrá en contra siempre, lo vemos a diario, lo que está claro es que este partido va seguir enfrente de aquellos que atacan al bienestar de la mayoría de la población, de aquellos partidos cuyas políticas han sido impuestas sin que ni siquiera hubiera un mandato para ello. Y lo va a seguir haciendo desde el parlamento y desde la calle. Van a seguir siendo los herederos del movimiento de protesta y rechazo que comenzó con el 15-M, y van a seguir defendiendo los intereses de las clases populares desde dentro de la sociedad y desde sus instituciones representativas. Frente al bloque de gobierno formado por el PP, PSOE apoyado por Ciudadanos, Podemos terminará siendo ese movimiento político y social que liderará el cambio profundo que necesita nuestro país. No tengo la menor duda.