La niña mimada

15 sep 2018 / 11:20 H.

El jueves pasado se cumplieron diez años de la caída de Lehman Brothers. Desconocido hasta entonces para la inmensa mayoría de la población mundial, la quiebra de este gigante de las finanzas “made in USA”, fue el inicio de un terremoto que acabó derribando la economía de todo el planeta. Cayeron empresas, fábricas, constructoras, y casi dos tercios de la clase media trabajadora perdió su empleo. Las bolsas tocaron fondo, los grandes inversores congelaron su dinero, las deudas e intereses crecían, reventó la codicia capitalista y los gobiernos temblaron. Reformas, recortes sociales, desahucios, desigualdad, pobreza y rescate bancario. Para la gente común que poco o nada sabemos de economía, aunque sí doctos en economizar el estipendio que cada cual buenamente se gana. Aquel trece de septiembre de hace una década nos importa un bledo y nos suena a chino el cuento de los hermanos Lehman, pero fue sin quererlo ni mamarlo, el nacimiento de aquello que se bautizó como crisis y que hoy, como es crónica, llamamos desaceleración. Sus terribles consecuencias, casi irreparables del todo, son de sobra conocidas. Y solo tiene diez años.