La memoria, ay la memoria

27 ene 2019 / 11:21 H.

Es la memoria lo contrario a felicidad, que quien olvida transita por la vida en mejores circunstancias, ni se la complica ni nadie se atreve a complicársela: “En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado...” escribía el siempre oportuno Mariano José de Larra. Total, los desmemoriados son los mejores compañeros de los emponzoñadores, esas gentes que llevan y traen, malmeten y quieren una legión detrás para seguir sintiéndose dioses de una tierra desheredada y adormilada desde tiempo inmemorial. Nada nuevo, el “señor Jota” inicia un nuevo año de reflexiones en voz alta apelando a la memoria y a un inolvidable poeta de la generación del 27, muerto en el exilio en México, y de nombre Luis Cernuda: “La memoria se padece, es una pasión”, de su poema “Donde habite el olvido”.

Adoctrinados y sumisos, qué cruz; desmemoriados y que no pregunten mucho, qué cosas; gentes de buen vivir y mejor llantar que vean pasar el tiempo y nada más, poco más, solamente sobrevivir, bendito sea Dios, que así le va a Jaén, así le fue, así lo contará la historia, alejado de todas las rutas de la modernidad, incluidas las de la memoria. “Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia”, apuntaba el filósofo griego Aristóteles, que el refranero popular español contradice explícitamente con eso de que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, por lo tanto ni la experiencia le sirve ni la memoria la ejercita. Verbigracia, Jaén. “Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa”, genial frase de Arthur Schopenhauer, filósofo alemán. Con todo, el “señor Jota” apela a la memoria y a la reflexión permanentemente como compañeras inseparables de la condición humana y de los avances sociales y económicos, enquistados en el viejo Santo Reino, que está viejo y cansado, estigmatizado y olvidado, a ver si la caída del establisment le sirve de algo, si esa apertura de ventanas y esos nuevos modos que se avecinan suponen algo nuevo... Y ahí emerge Luis Cernuda siempre como martillo de conciencia que a Jaén se le hace eterno: “La vida en tiempo se vive, tu eternidad es ahora, porque luego, no habrá tiempo para nada”. No hay espera, Jaén, la espera ya se hizo crónica y aún conviviendo con ella podemos resarcirnos en parte de los débitos de la historia apelando a la memoria y a Cernuda. “Mi eterna locura, imaginar dichoso, sueños de futuro, esperanzas de amor, periplos soleados...” Acaba esta crónica de fin de mes el “señor Jota” un año más viejo y con una genial frase de una misionera yugoslava nacionalizada india, Jean Paul: “La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados.”