Jaén metafórica

16 oct 2016 / 20:52 H.

He venido al oppidum de Puente Tablas para tener una vista privilegiada de la capital. Sentado sobre lo que fue una gran muralla defensiva, observo toda una maraña de viviendas que va desde Grañena hasta lo alto del enorme farallón donde se ubican el castillo y el centro sanitario del Neveral. Metáfora de la vida que comienza en el valle y termina en la cima de la montaña. Desde lo que algún día debiera ser un polígono industrial dinámico que dé pan y bienestar a los trabajadores, hasta el tránsito sereno que conduce a la muerte en ese centro sanitario. En el intermedio, la travesía de una ciudad que esconde mucho más de lo que enseña; una ciudad dinámica en los recovecos de calles y plazas y apática en sus fastuosas avenidas. Una urbe asequible al caminar, más aún cuando está el trazado del tranvía que, a falta de trenes, es territorio de peatones y zona de aparcamiento para coches. A lo lejos, tras Vaciacostales, aparece un tren que serpentea hasta llegar a Las Fuentezuelas, sin prisa, que en Jaén somos mucho de esperar. Curiosas vistas desde esta muralla.