La hora de Europa

14 jun 2017 / 11:53 H.

No hay nada que una más que un enemigo común. Esta afirmación se antoja rigurosamente cierta con solo echar una mirada a la historia y si no que se lo pregunten a Churchill y Stalin. Pero es posible que el desprecio común también se revele como un poderoso pegamento.

Occidente lleva décadas siendo una copia de un diseño básicamente anglosajón. Sus instituciones, espíritu e incluso lengua son fiel reflejo de esta sentencia. Pero en la cumbre de su poder los dos grandes baluartes de este imperio, Estados Unidos e Inglaterra, han decidido que su proyecto a futuro es la autarquía y el ensimismamiento en su propio ombligo, amén de un profundo desprecio a Europa y los valores que esta encarna. Que un país en la cima de su poder decida aislarse no es nuevo, este deporte de riesgo ya lo practicó la España de Felipe II con funestas consecuencias a futuro, demostrando que los nichos ecológicos abandonados son rápidamente colonizados.

Europa arrastra una crisis de identidad en una suerte de continua adolescencia que no le permite ser aquello a lo que está llamada. La crisis ha carcomido su esencia hasta casi tumbarla pero el encarnizado desprecio del mundo British puede ser el mejor aliciente para desperezarse y concluir un proyecto inacabado. Los Estados Unidos de Europa son la única salida posible a una empresa con siglos de empeño y las nuevas circunstancias no deben ser desaprovechadas, circunstancias a las que se unen hechos como la llegada de Macron al Elíseo o la salida de EE UU del Tratado de París, hechos que pueden ayudar a consolidar un liderazgo que Europa evita pero que moralmente le corresponde. La cuna de la Democracia, la Filosofía o el Renacimiento puede y debe articularse como un poderoso Estado donde la tolerancia, la diversidad y el respeto al medio ambiente vertebren un avance en el orden científico y humanista liderando a un mundo huérfano de referentes y que podría convertirse en la mejor vacuna contra populismos de toda índole, que tienen en su deprecio a Europa una causa común.