La Europa local

14 may 2019 / 16:39 H.

Es singular la obsesión que mostramos por tratar de adoptar la decisión correcta en unas ocasiones y la dejadez casi improvisada en otras. Todo depende del interés que nos genere. El interés está en tener éxito en la secuencia de aciertos en las decisiones. Nadie muestra públicamente los errores ni el aprendizaje de estos. Sería la muestra de ser una persona fracasada. A. Norman nos muestra que los objetos bien diseñados se comprenden e interpretan bien porque en su apariencia están la clave de su funcionamiento correcto. Las personas no somos mejores porque otras sean peores. Nos gusta imaginar que las cosas son siempre igual, que existen cambios pero que no nos ocurre a nosotras. Hay cambios y seguimos estables. Esto nos hace creer que la visión de nuestra realidad personal es lo habitual y cotidiano en nuestro contexto histórico. La geopolítica actual nada tiene que ver con los datos geográficos que aprendimos en la escuela. Las grandes avenidas chinas recorridas por múltiples obreros en su bicicleta, el glamour de las capitales Europeas, la grandeza cultural para compensar carencias en la calidad de vida. Esto ha sido barrido por los movimientos del capital mundializado. El alquiler de tu vivienda lo gestiona un fondo de inversión americano y las ventas del agricultor de Sierra Mágina se deciden en otro continente. Creemos haber superado la maleta atada y que los demás siguen en bicicleta. La Unión Europea nos garantiza identidad frente a la globalización, no puede ser el mito griego de la mujer secuestrada. Es un intento por construir una ciudadanía, no marco de conflictos fronterizos al que solo le importa la inmigración. El interés de los Estados Unidos siempre fue la Europa fuerte económicamente y débil políticamente. Situación favorecida por los propios estados miembros ante presiones de distinta naturaleza. Steve Bannon, exconsejero del presidente americano, ha expresado su interés por conseguir una Europa inestable, rota con la colaboración del nacionalismo económico que cierra fronteras, presentándose como identidad nacional y apariencia populista. Esto permitiría a Estados Unidos eliminar interlocutores frente a los poderes económicos de China. Europa requiere de dirigentes que sepan gestionar atendiendo a las necesidades de la ciudadanía. La austeridad generó desafección desorientación cuando debía de ser un marco seguro de garantía de derechos. Debe ser la Europa que consolida los avances sociales, integrando sin la construcción de muros, solo así dejará de estar secuestrada. A nosotros nos corresponde no dejar que ocupe el Parlamento Europeo el populismo que la secuestra. Con el nacionalismo económico Jaén nunca habría llegado a las cotas de desarrollo de las que goza o puede alcanzar. Las políticas locales están vinculadas a las políticas Europeas. Sorprende la atomización de opciones electorales locales y la idea de “soy tu vecino”. Todos los candidatos son vecinos. Resulta demagógico creer que vas a gestionar mejor un proyecto si te presentas en una agrupación espontánea que si lo haces por un partido. Los partidos tienen estrategia e historia y pueden defender los intereses de la localidad donde realmente se logra, el Parlamento Europeo. Es el momento de corregir los errores del diseño, aprendamos de estos. Nuestra toma de decisiones ha de ser por una Europa de la dignidad y las personas.