La escuela del siglo XXI

10 sep 2019 / 09:07 H.

Iniciamos el nuevo curso escolar con algunos deberes pendientes. Como cada año, se repite la foto de centros sin terminar, déficit de profesorado y todo ello en medio de una transformación de nuestro modelo educativo, que no termina de llegar, porque la futura ley de educación anunciada por el Ministerio, sigue pendiente de que tengamos una legislatura en marcha. Numerosos estudios recientes, nos hablan del futuro y las necesidades de la educación en España y nos alertan de los cambios necesarios. Sin embargo, tras la fallida Lomce, la desazón sigue formando parte de la comunidad educativa y todos esperamos una nueva Ley, que entre otras cosas, cierre definitivamente la falacia construida sobre el binomio equidad y calidad. No es cierto que los instrumentos que garantizan la equidad sean en detrimento de la calidad y el reciente informe de la Agencia Europea de necesidades especiales e inclusión educativa, demuestra que la educación inclusiva aumenta las oportunidades de interactuar entre iguales, las posibilidades de acceder a la educación superior y de encontrar un empleo. Es decir, la diversidad aumenta la calidad de la educación y construye mejores personas. El CSIF ha vuelto a denunciar la situación de “emergencia” en la educación pública, ya que el curso escolar arranca con un déficit, según ellos, de más de 26.600 docentes, a pesar de las últimas convocatorias de empleo público. A esto se suma el déficit en inversión pública. Según el último informe del Ministerio de Educación, en 2017 el gasto de educación se situó en el 4,24% del PIB, lo que todavía nos sitúa en porcentajes de inversión menor a los del inicio de la crisis en 2008. Paralelamente el gasto de los hogares en educación, se ha incrementado desde 2007 a 2017 de 8.753 a 12.356 millones. Los datos recogidos en este informe nos hablan también de una evolución positiva ya que la escolarización es prácticamente universal en España a partir de los tres años, y la reducción del abandono escolar temprano se ha reducido en 13,8 puntos desde 2008. Termino con una convicción que me persigue desde hace años. Los recursos son importantes y los marcos normativos también, pero hay algo más importante a todo ello y es que nuestros maestros y maestras estén motivados y se adapten a nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje. La transformación digital precisa en las aulas, no sólo se traduce en aportar tablets y nuevos aparatos, sino en una auténtica transformación de metodologías docentes, que pasan entre otras cosas por el diseño universal, el aprendizaje cooperativo, tareas colaborativas, competencias transversales, etc. La plataforma educa otorga cada años los “Goya” a los mejores docentes españoles y son sin duda una ventana a la esperanza de lo que puede dar de sí la noble profesión de educar. Peter Tabichi, maestro de un pueblo rural en Kenia recibió este año el Premio Global Teacher Prize, considerado el Óscar de la educación. Su ejemplo de maestro en un colegio pobre africano, demuestra que los recursos no son una excusa. Su receta es ser creativo, abrazar la tecnología y promover métodos de enseñanza modernos. Hacer más y hablar menos. En esa línea nos ilustra el gran teórico de la educación, Francesco Tonucci, que dice que la escuela debe ser un lugar donde los niños tienen que conocerse a si mismos y desarrollarse. La escuela del siglo XXI tiene que ser un lugar donde cada uno se pueda reconocer y encontrar en sus múltiples capacidades.