La chirigota del ahorro

Pa mearse y no echar gota. Dice M. Rajoy, a la sazón presidente del Gobierno de España, que tenemos que ahorrar. Siempre que se abre de capa, me asalta la duda razonable de si esta criatura es de este mundo, o tiene la cara más dura que el cemento armao. Seguramente, como suele pasar, será una mezcla de ambas. Pero de esta gente ya no nos extraña nada, le han pillado el punto a esta España narcotizada por banalidades, cansada del mamoneo permanente, aburrida de políticos de medio pelo, perpleja del latrocinio cotidiano impune y acojonada por el ruinazo perenne que nos invade, que se pegan estos pasones y no se les mueve un pelo del flequillo. Aún me rechina en los oídos esa frase gloriosa de la no menos gloriosa, Esperanza Aguirre, cuando se dejó caer con aquello de que con los cinco o seis mil pavos que cobraba como sueldo de diputada, tenía, a duras penas, para pagar los gastos de su casa. En estos días, Celia Villalobos se ha lucido también, antes, Fátima Báñez y Ana Botella dejaron su impronta zafia. ¿Qué comerán estas señoras para ser tan chirigoteras? Esto es como aliviarse en el salón y limpiarse en los cortinones, señor presidente.