La carta

23 mar 2017 / 11:52 H.

En la película “El rey de la carretera”, Juanito Valderrama cantaba una bonita copla que empezaba así: “La carta que yo esperaba/ pensando en tu primavera/ la trajo en su blanca mano/ una dulce mensajera”. Es obvio que la carta que recibió el inolvidable Valderrama no era esta que ha escrito y publicado Rafael Teruel en estas páginas de Diario JAÉN. Esa carta no hubiera inspirado lo más mínimo al maestro de Torredelcampo para hacer una canción. He leído la carta, dos veces, además, por si se me había pasado algo. Pues confieso que apenas saqué algo en claro.

Solo se me quedaron en la mente dos palabras que Teruel repite hasta la saciedad: bobos y estólidos. Es posible que yo esté dentro del contexto de esa metáfora del juego entre bobos que utiliza Teruel y por eso no haya avanzado demasiado en el galimatías que entre los tres personajes que él maneja para su metáfora, Juan Miguel Hitos, Javier Márquez y él mismo, parece que han formado para que el Real Jaén esté en tan grave coyuntura. Que nadie crea que los graves problemas que amenazan con la desaparición del Real Jaén son culpa de tres personas. Ya he dicho muchas veces que la enfermedad viene de largo y que, lamentablemente, ha ido agravándose por la mala gestión de muchos de los que lo han regido económicamente y dirigido deportivamente en distintas épocas, sobre todo en algunas más recientes, y en el insuficiente apoyo económico de la afición.

Creo que Juan Miguel Hitos no ha sabido manejar su tiempo, el alcalde no tiene nada clara su postura y Rafael Teruel, que algo bueno sí que hizo en lo económico, tampoco supo elegir el momento preciso para decir adiós. El caso es que lo que dice Teruel en su carta lejos de aclarar nada lo que hace es enturbiar más porque saca más polvo del fondo del armario. Estos detalles que Teruel denuncia en su carta, ¿no deberían haber sido dados a conocer a los accionistas y socios a su debido tiempo? Teruel debería estar menos intranquilo. Nadie puede señalarle como único responsable del hundimiento del Real Jaén. Tiene la parte de culpa que le corresponde, que no es poca, y nada más. Lo que me hace sentir un poco bobo es que, después de leer dos veces la dichosa carta, no he podido enterarme de por qué Rafael Teruel renovó el contrato de manera tan estólida a Ramón Tejada. En su metáfora se olvidó de este oscuro personaje.