¡Kaputi!

07 mar 2019 / 08:46 H.

Después de llevar casi 21 años viviendo en el Puente Tablas —y muy a gusto— parece cosa de broma el irse de puente, pero eso es lo que hicimos mi mujer, mi hija Maribel y yo el pasado 28 de febrero. Destino, Portugal y, principalmente, la Virgen de Fátima, a la que visitamos por cuarta vez. Es obvio que hay cosas que cambian con los años, como el que te cueste más trabajo coger el paso del grupo, pero la ilusión no cambia y disfruté, una vez más, con los encantos del país del fado. Visitamos Lisboa, Coimbra, Fátima y otros pueblos con mucho valor histórico y un encanto especial. Es verdad que casi todos los conocía ya, a excepción de la villa de Obidos, un caudal de historia con un castillo impresionante.

Perderse unos días, aunque sean pocos, por otros lugares que ofrecen felicidad a la vista y culturas nuevas que aprender, es conveniente, sobre todo, porque se rompe con la monotonía de la rutina diaria y porque se te brinda la ocasión de conocer nuevas gentes.

Esta vez todo el grupo era de nuestra provincia: Torredelcampo, Torredonjimeno, Mancha Real, Torreperogil y Jaén capital. Un grupo muy bien avenido, campechano, con alegría y buen humor. Era el primer viaje que hacía con la agencia Elisabethtours y debo reconocer que estuvo muy bien organizado.

Incluso de las muchas docenas de excursiones que he realizado, ésta ha sido la primera vez que una agencia tuvo la gentileza de ofrecer al grupo detalles que, aunque pequeños, se agradecen. Mención especial merecen el conductor, Sergio Ruiz, de Fuensanta; la guía, Lola Garrido, de Torredelcampo, y el guía local, Pepe Albes, de Oporto. Este último se erigió en el protagonista del viaje por su peculiar forma de ganarse al grupo. Pepe, además de ser un guía bien preparado, tiene una simpatía contagiosa. Cuando él tomaba la palabra, nadie dormía. Una de sus palabras más repetidas, cuando alguna de sus charlas terminaba, era “kaputti”, A las pocas horas de convivencia “kaputti” estaba en boca de todos los excursionistas. Era ya como una consigna, el santo y seña del grupo. Fue ésta una convivencia sana, abierta y amistosa forjada en cuatro días de viaje con un programa muy completo en el que no había minuto que perder. Cuatro días vividos con intensidad que bien merecieron la pena. Y con esto pongo fin a mi “brisa” de hoy. Así que ¡”Kaputti!”.