Justicia adulterada

21 may 2017 / 11:22 H.

Cuando socialistas y conservadores intuyeron que su alternancia en el Gobierno sería de larga duración acordaron politizar la justicia proponiendo y decidiendo la composición del Consejo General del Poder Judicial. Intentaban controlar una de las tres patas fundamentales del estado de Derecho, aminorando su alta misión. Pero la irrupción de partidos emergentes ha supuesto el principio del fin de tan burda manera de desproveer a la democracia de uno de sus pilares básicos. Por primera vez se ha reprobado a un ministro de Justicia, se pone diariamente en entredicho la labor del Fiscal General y de la Fiscalía Anticorrupción en uno de los momentos más delicados y más graves de aparición de casos de afanamiento descarado de dinero público por parte de quienes deberían ser ejemplo de honestidad y servivio al país. Convendría que las numerosas tentativas de revertir esta situación se plasmaran en un acuerdo para devolver a los poderes judiciales su independencia. Solo así un pueblo cansado de tanto vaivén volverá a creer. ¿Cuánto podrían decir de todo esto Aznar y Felipe, sus socios de gobierno? Si la justicia no es igual para todos podemos afirmar sin rubor que nuestra democracia es imperfecta por no decir falsa.