Jaén no gana para berrinches

27 jun 2017 / 17:23 H.

Ea, ya la hemos fastidiado otra vez. Ahora que parecía que la cosa podía empezar a enderezarse, vamos y la liamos parda. ¡Joé! ¡No hay manera! Ya hace tiempo que papá Ayuntamiento y mamá Junta estaban de morros, e incluso los vecinos del bloque rumoreaban, por lo bajini, cosas sobre el matrimonio, como por ejemplo que andaban tramitando los papeles del divorcio y patatín y patatán, habladurías malintencionadas seguramente, pero sí es verdad que a ciertas horas se les escuchaba discutir, a la pareja, con voces y con improperios, mientras la chiquilla se encerraba en su cuarto y ponía los cascos a todo volumen para aislarse, la pobre.

Y es que la pequeña Jaén es muy espabilada para su edad y se da cuenta de todo y no lleva nada bien el conflicto de sus papis, y la cosa está llegando a unos niveles, que el otro día les tuvo que lanzar, la muchacha, un ultimátum: “Yo no os pido que os queráis como cuando erais novios, que os he visto en las fotos de esos años y estabais todo el tiempo dandoos besos y consensos y pactos y achuchones y esas cosas que hacen los enamorados, yo entiendo que lleváis mucho tiempo de vida política y de matrimonio gubernamental en común, y ya ha desaparecido la pasión amorosa de los primeros años, pero, por favor, no estéis todo el tiempo tirándoos los trastos a la cabeza. Tenéis que hacer un esfuerzo por mí. Y si no me hacéis caso, voy y me lanzo a la calle a gritar a los cuatro vientos que no me quieren en casa y que soy muy desgraciada”. Y parecía, por la cara pensativa que se les quedó a sus progenitores tras la protesta, que habían tomado nota, que tenían intención de rectificar, que la cosa empezaba a reconducirse. Y hete aquí que resulta que ahora vuelven a las andadas. Y nada menos que con un regalo muy chulo que le iban a hacer a la niña: lo del Museo Íbero, que resulta que a Jaén le hacía una ilusión tremenda, porque por fin iba la peque a presumir en clase; que sus compañeras pijas en cuanto pueden se llevan al cole sus regalos recién inaugurados para darles envidia a las pobretonas como Jaén, y le restriegan en sus morros sus flamantes aeropuertos y sus museos picassos y sus estaciones de AVE y sus hospitales nuevecitos, y resulta que para una vez que la pequeña Jaén iba a poder fardar de papis guays, van y se lo chafan, diciendo que resulta que el abuelito paterno, o sea el Estado Central, no le da permiso a mami para que... En fin, líos de mayores, que cuando quieren hacerse la puñeta se enredan con papeleos y con tonterías burocráticas. Y la chiquilla ha pillado un rebote, que se ha encerrado en su cuarto y no hay quién la haga salir. Y razón no le falta, que bastante ha aguantado ya la criatura. Y el caso es que si hablas con sus padres te das cuenta de que a la niña la quieren mucho, a su manera, igual que el abuelito, que aunque tenga ese genio que tiene, para él la familia es lo principal, aunque a Jaén la tiene un poquillo discriminada, las cosas como son, por la falta de roce será, seguramente. El problema, creo yo, es que son todos un poquito egoístas a la hora de exteriorizar su amor con la chiquilla y no se dan cuenta de que la pobre Jaén, lo que realmente necesita es una familia unida y fraternal que cuide de ella con cariño desinteresado. Que está en una edad muy delicada, la criatura.