Jaén, ni pollas

08 nov 2023 / 09:33 H.
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Tú qué pollas hablas? ¿Qué pollas quieres? ¡Que llegues antes, ni pollas! ¿A dónde? A limpiar la ciudad, ni pollas, porque será muy bonita, pero es la más guarra de España. No querrás que quite los carteles de las farolas, los que hay apelotonados en las fachadas; las pintadas de los monumentos; el reguero que deja el pis de los perros; que repare las acciones vandálicas; la grasa que dejan las motos que aparcan en la acera; la cera perpetua de los cirios... ¡Yo pondría una bombilla, ni pollas!

Con lo público y lo privado me ocurre lo mismo que con la ciudad en la que vivo y pateo a diario, porque pienso que a poco que todos pusieran de su parte, tenía que ser el símbolo emblemático de una sociedad próspera por el potencial económico que alberga, es más, tenía que ser una de las ciudades más avanzadas de Andalucía y, en cambio, pierde habitantes cada año (ahora son 111.000), quizás sea porque no se cumplen en ella las funciones urbanas y sociales a las que están obligados los políticos de todas y cada una de las ciudades de este país. A falta de esa labor ejemplar, es preciso que la ciudadanía intervenga de modo decidido para llenar el vacío que deja la inacción de la clase política. Jaén necesita políticos ejemplarizantes que pongan en su punto de mira el bienestar de los ciudadanos y el cuidado de la ciudad, y si no es así porque no se cumplen ni las ordenanzas municipales, habrá que tomar medidas de carácter popular para que cada cual, a nivel privado, mire por el servicio público que limpia su barrio y, en la avenida principal, que sus moradores despierten y reclamen el fin de una pesadilla que dura ya una eternidad. No se pueden tirar a la basura ciento veinte millones y decir que a mí no me gusta el tranvía porque no es rentable cuando aún no se ha puesto en marcha, ni se ha terminado la segunda fase que cruzaba la ciudad de oeste a este. Una ciudad que deja morir proyectos que hubiesen servido para rehacer las cosas que se hicieron mal y le hubiesen dado el esplendor que esta se merece y que nunca verá, si las situaciones adversas no se transforman en un escenario que agrupe al conjunto de sus miembros. Las persianas bajadas que nunca volverán a subir demuestran la nula capacidad de emprender que tienen los jóvenes jiennenses que están obligados a emigrar. Quién piensa en montar aquí una empresa si no existen las infraestructuras adecuadas que faciliten su ubicación. Quién favorece el emprendimiento si no es para abrir en la capital un segundo hospital privado para pacientes con la renta per cápita más baja de España. Bien podían ampliar el rendimiento de la sanidad pública que adolece de profesionales por estar mal retribuidos. Qué podemos promocionar de una capital que es bonita, pero que tiene aspecto de abandonada porque el que ensucia no es consciente de lo que hace y el encargado de difundir esos cumplimientos convierte la principal arteria de la ciudad en un gigantesco aparcamiento para coches; gran parte del pavimento para lucir las manchas negras de los chicles que se tiran al suelo sin ningún recato. Las diferencias partidistas y la falta de educación cívica, impiden el entendimiento mutuo que debía resolver los problemas que perduran en el tiempo y que continuarán brillando por su ausencia mientras no te tome conciencia de que los valores que rigen la convivencia, no son sino los garantes de esa convivencia.

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