Jaén importa poco

17 abr 2017 / 11:01 H.

Los Presupuestos Generales del Estado siguen azotando, de manera inmisericorde, a la provincia de Jaén. Lo sabe sobradamente Montoro, jiennense para oprobio de sus paisanos; lo conoce al dedillo José Enrique Fernández de Moya, el relumbrante Secretario de Hacienda; lo comentan en la sede provincial de los populares... ¡y se quedan tan panchos! Farfullan insufribles explicaciones a la prensa, leen entre líneas lo ilegible, argumentan que, por mor de las circunstancias, estos presupuestos son para seis meses... enredan y enrevesan para escaparse de lo evidente: el abandono y el desdén con que la administración central trata a nuestra provincia. Jaén importa poco. Justo es decir que, en cuanto te apartas del foco mediático, los dirigentes del partido marianista te reconocen al oído, entre cañita y pinchito moruno, que a Madrid se le ha ido la mano a la hora de castigarnos. Para, acto seguido, deslizar un planteamiento de enorme eficacia dialéctica: desde Sevilla el trato a Jaén no es mejor, relatando los retrasos e incumplimientos reiterados por parte de la Junta de Andalucía. En eso no les falta razón. Y hasta dentro de un año, adiós muy buenas. Unos por otros, la casa sin barrer. Me ataca un cabreo supino cada vez que se insulta la inteligencia ciudadana. En Jaén no somos tontos, aunque como tales nos traten desde Madrid o Sevilla. Estamos hasta las narices de que nos estampen en la cara unos presupuestos chulapones, mismamente entresacados de la verbena de la Paloma. O que nos crucen el rostro, cada año también, con cifras perfumadas a pescaíto frito, que no se puén aguantá, por mucha grasia que tengan allá por la orillita der Guadarquiví. Y así, entre unos y otros la mataron —la están matando— y ella sola se murió, como aquella María de las Mercedes de la copla. Tan guapa pero con tan mala suerte, la pobre Jaén, maltratada por dos madrastras sin corazón. ¡Ay, pena, penita, pena!, que cantaba Lola Flores. Perdónenme si me pierdo entre la copla... y vayamos a la prosa, al desglose de los números, que para eso escribo estas líneas, y no para lucir escasas habilidades literarias. Pues resulta que la inversión estrella son los 39 millones de euros destinados a la A-32, a partir de Úbeda, camino de Albacete (un 1% de lo prometido en Cataluña). A este ritmo inversor, tardaremos un par de décadas en llegar por autovía a la capital de las navajas... y en tanto se termina (una generación como poco), los transeúntes de la actual carretera saltamos y nos divertimos (algún que otro se estrella de vez en cuando) por las irregularidades del firme. ¡Y mira que somos tranquilos los naturales de esta tierra! Eso es que lo debe producir el olivar, o las lomas recostadas unas sobre otras, o los aires serranos, o los montes azules...vaya usted a saber. El caso es que tenemos tan buen carácter los naturales de Jaén, que nos conformamos con lo que nos echen. Y encima ponemos cara de agradecimiento. Como los pobres en las películas de “Cine de barrio”. Pongamos un ejemplo irrefutable: ¿qué provincia asistiría impertérrita, sin mover un músculo de la cara, al desmantelamiento de su sistema ferroviario? Pues Jaén, mismamente. Debimos nacer con el gen del conformismo metido hasta los tuétanos. Lo intuyó un levantino, un tal Miguel Hernández, ochenta años atrás. “No vayas a ser esclava...” dejó tallado para siempre. Pero en esas seguimos. Nuestra tierra asiste impávida (se me agotan los calificativos) a unos presupuestos que “dinamitan el futuro ferroviario de Jaén”, en palabras del portavoz socialista David Delgado. Al parecer, asistiremos a la pronta voladura, con la misma cara de bobos que se nos pone ante los fuegos artificiales de nuestras ferias y fiestas. ¡Ooooohhhh! ¡Qué bonito! ¿O acaso han visto ustedes las manifestaciones desbordando nuestras calles y plazas en plan reivindicativo? Como un servidor vive tan absorbido por el teatro, igual no me he enterado... ¡y me echan de esta columna por no estar al día! ¡Ah! Un detalle positivo: los 400.000 euros para reparar las cubiertas de la Catedral. ¡Ahí les alabo el gusto! El que no se conforma, es porque no quiere.