Jaén a escena

20 mar 2017 / 11:35 H.

Días atrás escuché de nuevo la frase que, en boca de los políticos, me resulta más estimulante: “La cultura no es un gasto, es una inversión”. Como un servidor lleva toda una vida lidiando en las estrechas aceras de la animación cultural, reconforta escuchar desde los poderes públicos esta guía de actuación. No solo del ladrillo y del hormigón, de inaugurar trozos de calzada o de abrir singulares rotondas viven nuestros dirigentes. A veces, a algunos, les queda la sensibilidad suficiente para encabezar apuestas valientes en terrenos poco agradecidos para la imagen, pero que son los que van removiendo las aguas estancas de la comodidad asofanada, de la estupidez servida puntualmente por las redes. Apostar por la música, la danza y el teatro no es descubrir América a estas alturas, pero sí que refresca y enriquece el ambiente.

En Jaén, la primera “movida” cultural nos hizo pensar que el franquismo se largaba por el túnel de la historia. Se fraguó en el Palacio de San Francisco, con la creación del Instituto de Cultura por parte de Leocadio Marín. Arturo Gutiérrez, Ignacio Ortega, Juan Lozano... dinamizaron aquellos convenios culturales que pusieron patas arriba las plazas de nuestros pueblos, cuando no había espacios escénicos que llevarse a la boca.

Apagada parcialmente la sed, a base de construir Casas de la Cultura y Teatros de pequeño (Vilches) o gran formato (Martos), llegamos en Jaén a un sorprendente y paradójico “bache” en los contenidos culturales. Se aplicaron los convenios a las fiestas patronales, pulularon las orquestas de verbena y los coros rocieros, y el impulso inicial se fue desdibujando. Sin que nadie saliera a la calle (es justo reconocerlo) reclamando más cultura, por favor. Vinieron a pique los iniciales “Culturales de primavera y de otoño”, centrados en grupos profesionales de acreditada calidad y estéticas menos acomodaticias y comerciales. Los Yllana, Teatro Atalaya o Javier Ruibal llegaron, gracias al apoyo institucional, a nuestros pueblos y ciudades.

Ahora la Diputación Provincial abre un Circuito de Artes Escénicas, Jaén Escena, nacido con vocación de continuidad. A diferencia de anteriores iniciativas, puede ejecutarse en una cuarentena de espacios escénicos, de diverso gramaje, repartidos por Jaén. Una línea subyacente enhebra la primera oferta: el 75 aniversario de la muerte de Miguel Hernández. En esta línea temática, plena de sentido y oportunidad, se inscriben el montaje “Miguel para la infancia”, puesto en pie por Teatro la Paca, el proyecto discográfico y escénico “Verso a verso”, encabezado por Carmen Linares (con colaboradores tan sonoros como Muñoz Molina, Inma Cuesta, Belin y Vanessa Aibar), o el estreno absoluto de “Los días de la nieve”, creada expresamente por el dramaturgo vilcheño Alberto Conejero para la actriz Rosario Pardo, con participación entre otros de Chema del Barco y Xtóbal. En definitiva, el talento de varias generaciones, imantado por la figura de Miguel, recorrerá los escenarios de Jaén.

Sin dejar de lado un musical, “Merlín”, vigorosamente armado desde Andújar por Esfera Teatro (exitoso ya en el Teatro La Latina), o las voces de Paco Damas, de Vicky Romero, el humor de los Síndrome Clown, la valentía estética de Arte + Diversidad, el baile de Raquel Madrid o las propuestas líricas de zarzuela: “El niño judío” y “La corte de Faraón”. Tamaña oferta está siendo acogida con entusiasmo por muchas corporaciones, desde Alcalá o Martos hasta Begíjar o Pozo Alcón. En el acto de presentación de Jaén Escena, el presidente Paco Reyes ironizó acerca de los cachés, de lo mucho que cuestan las actividades culturales, echando mano a la comparación con las figuras que convocan multitudes en grandes conciertos de música popular. “Hay orquestas de verbena a las que se pagan 9.000 euros, y que luego apenas caben en la verbena del pueblo”. Risas entre la concurrencia. Y otro dardo feliz: “Hay que cobrar algo como entrada. Cuando se regala la cultura, damos la imagen de que carece de valor.” Se nota que aún le queda el poso realista de cuando era alcalde de su pueblo.