Inteligencia artificial

29 mar 2017 / 11:27 H.

Hoy nacerán niñas y niños en todo el mundo que no van a poder trabajar a lo largo de su vida. Es una de las consecuencias, a decir de los expertos, de la más que inminente generalización de “la máquina evolutiva; capaz de ser autónoma, tomar decisiones y que aprende de su experiencia,” como la define Oberson y que la mayoría de los mortales conocemos como robot. Son ellos los que nos deparan un futuro en el que todo va a cambiar para seguir igual en lo que interesa a la gente como es el aumento considerable del paro, la desaparición de la mayoría de las profesiones, la deslocalización de empresas, el retorno a la ubicación cerca de los mercados y la necesidad de un cambio de mentalidad en el que la relación con la máquina sustituirá a la que hay entre las personas. Nos enfrentamos así a un mundo nuevo donde las necesidades humanas y las soluciones propuestas tendrán poco que ver con lo conocido hasta ahora. Es posible que los cambios anunciados sean de tal calado que podríamos estar en el umbral de una nueva sociedad en la que los mitos existentes desaparezcan y caigan como figuras de barro. Entre tanto, no sin sorpresa, dos mundos divergentes conviven en este escenario. Aquel que se prepara y apuesta decididamente por la investigación y el desarrollo en el campo de la inteligencia artificial y aquel otro que se mantiene paralizado formando a sus generaciones con propuestas y soluciones para aplicar en un mundo que ya no existe. Por una parte encontramos que el mundo de las emociones es imprescindible para interactuar con las máquinas a las que pretendemos dotarlas de las mismas fortalezas y debilidades de que disponemos los humanos. Los esfuerzos por que sonrían, lloren, empaticen con su interlocutor humano, son enormes. Mientras, en paralelo aumenta la insensibilidad en los humanos nos lleva a mundos donde hay pocos hechos que despierten las nuestras. Basta echar un vistazo a nuestro alrededor para entender que el mañana necesita que nos planteemos si estamos apostando por el desarrollo de la inteligencia natural, como merece.