Inseguridad vial

15 mar 2016 / 17:20 H.

Jaén se ha visto azotada en estos últimos días por varios accidentes de tráfico, algo que causa alarma social y abre el debate de los peligros al volante. Los que estamos todos los días al volante, en mi caso a la derecha del mismo, solemos verlo como algo tan trágico como habitual. “Y pocas cosas pasan”. Al menos, hemos conseguido que todo esto sea noticia. Un trágico fallecimiento, de un guardia civil (DEP) y un atropello con fuga de una chavala, positivo en el control de alcoholemia, con destrozos materiales y una tragedia familiar que pudo llegar a ser mucho más grave si no fuera por esos angelitos de la guarda que siempre están. Bueno, eso y otros que realmente están a pie del cañón, tanto en la formación de los nuevos conductores, como en el reciclaje de los que se salen del buen camino, más esos agentes que velan por nosotros y pese a que nos generan un odio visceral cuando nos “toca” vaciar la cartera por haber sido “malotes”, son destino de nuestras súplicas cuando nieva, tenemos un golpe en el cual siempre tenemos razón (...) o, simplemente, necesitamos algo que nuestro propio ego es incapaz de satisfacer. Porque, ¿quién conduce mal? También hemos tenido, como es pan nuestro de cada día, bastantes accidentes en ciudad, de esos “leves” pero nos tienen un mes sin coche y dando barquinazos entre peritos, talleres y aseguradoras. Con lo fácil que es dejar 10 metros más con el de delante cuando llueve. La culpa la tienen la niebla, la lluvia, o todo aquello que no sea mi propia negligencia... la niebla. Ahí es nada, la pobre “Nube muy baja, que dificulta la visión según la concentración de las gotas que la forman”, que solo quiere mostrarse como un miembro más de la naturaleza. Y tú, ¿sabes conducir cuando aparece? ¿Adaptas tu conducción a las circunstancias de la vía y del clima, incluso personales? Las prisas se resolverían levantándome 5 minutos antes. Creo que deberíamos pensar en un reciclaje del conductor, una mayor conciencia social y una mayor atención a esas fantásticas armas de matar que tanto nos dan y, a veces, menos mal que solo a veces, tanto nos quitan.