Incongruencias

22 ago 2017 / 11:22 H.

No, no me gustaron los primeros pasos del Real Jaén por la nueva temporada. Y no lo digo por la derrota en Atarfe, que tampoco me gustó. Pero no entiendo el proceder de la directiva al organizar el acto de presentación oficial del equipo, no ya por el escenario elegido, que, al fin y al cabo, es un lugar emblemático de nuestra ciudad, sino por la ausencia de seriedad en detalles como el de presentar a la plantilla luciendo una camiseta amarilla y toda la informalidad que rodeó al acto. La camiseta blanca es la oficial del Real Jaén y, en ese primer contacto, los jugadores debieron lucirla, porque esa imagen va a trascender en los medios de comunicación y en la memoria de los aficionados. La camiseta blanca es la que adoran y defienden los aficionados, con la que se identifican y por la que luchan, sueñan y se desviven. Es el emblema de 95 años de historia y prescindir de ella en la presentación oficial puede considerarse una falta de respeto, amén que denota la indolencia de quienes programaron este acto. ¿A qué venía una camiseta amarilla? No lo entiendo. Quizás si hubiera sido verde entendería la intención de Membrado de publicitar el aceite de oliva.

Es una incongruencia inexplicable que, tal vez, obligue al club jiennense a simular otra presentación oficial observando estos detalles imprescindibles. Otras incongruencias que hay que evitar son las del comportamiento de algunos aficionados. La afición jiennense debe asimilar con naturalidad, y conscientemente, que el Real Jaén está compitiendo en Tercera División, donde existen algunas anomalías, algunos incumplimientos del reglamento, como la falta de tablillas para informar de los cambios y añadidos de tiempo, la ausencia de vallas de policía y el posible acondicionamiento de algunos árbitros. Si en Primera División existen colegiados que rayan en lo mediocre, ya verán qué puede ocurrir en Tercera. Pues muy bien, ya que presumimos de ser seguidores de un club histórico y señor, hay que demostrarlo allá por donde la afición blanca haga acto de presencia. Los alborotadores y los vándalos, sobran. Nuestra afición debe ser ejemplar como ha demostrado muchas veces a lo largo de su historia. No hay que caer en provocaciones premeditadas, ni mucho menos ser provocadores. La imagen del club y la de la propia ciudad bien merecen ese respeto y ese ejemplo de señorío, de educación.