“In dubio pro reo”

16 oct 2016 / 20:52 H.

Esta alocución latina que afirma, que, en los casos de duda, se debe favorecer al reo, es utilizada por muchos de los responsables políticos, ayudando al mundo de la corrupción y del enchufismo, burlándose de jueces y controladores, para poder alimentar un clientelismo agradecido de militantes y votantes fijos; ello ayuda a explicar la fidelidad del voto a pesar de la clara y patente corrupción en algún partido político. Se suelen utilizar en comportamientos encaminados a eludir la ley y a los encargados de aplicarla como sucede en el acceso al funcionariado. A un funcionario se le asignan estudiantes en prácticas que, esporádicamente, reciben el encargo de realizar determinadas tareas que no tendrían que hacer. A ello le sigue la solicitud, al funcionario designado para controlar las prácticas, de un certificado en el que se especifica que, en algún momento del periodo de las mismas, los aspirantes realizaron trabajos que son deberes del funcionario. Después se denuncia, ante la Magistratura de Trabajo,por haber realizado tareas indebidas. Y, finalmente, contando con la complicidad de otro funcionario, no personarse en aquella Institución el día en que se le cita. El juez se ve obligado a fallar a favor del reclamante (“in dubio pro reo”) que ha de ser admitido como funcionario y, en la mayor parte de los casos, se le compensa, además, con la remuneración del dinero que dejó de percibir mientras se realizaba todo el proceso. Hay bastantes casos en los que los principios de igualdad, capacidad y mérito se sustituyen por el de oportunidad creando un clientelismo de por vida hacia una persona o a un partido. Así, en algunas instituciones se convocan una/s plazas de emergencia en interinidad, reduciendo la publicidad obligada a sólo el tablón de anuncios de la institución con lo que se enteran pocas personas y, procurando una apariencia de legalidad, se buscan baremos favorables a los individuos/as que interesa colocar. Al cabo de poco tiempo se les despide cuando ya no es justificable ni la urgencia ni la necesidad. El despedido reclama ante los tribunales pero el representante de la institución no se persona o, si lo hace, hace una defensa inadecuada. Los jueces aplican el “in dubio pro reo”, y ya tenemos un nuevo funcionario al que también habrán de abonársele los salarios no percibidos durante el proceso de reclamación. Estos trucos permiten hacer funcionarios que no han competido en las oposiciones obligadas solucionando así su proyecto de vida futura. ¡A ver quién es el guapo que les hace cambiar el voto tras su indebido acceso a ser funcionarios!