Hecho y dicho

10 oct 2017 / 10:23 H.

Hecho y dicho” es, aparte de un giro lingüístico, un rasgo característico de una forma de pensar y hacer las cosas que a mí me sugiere un eje principal narrativo con el que pretendo desarrollar este artículo. Lo primero que pasa por mi cabeza es el tipo de persona que cumple tanto por el hecho como por el dicho. Pienso en una persona que resuelve antes que promete. Esta sería la carta de presentación de una persona que ha acuñado un sugerente lema que la identifica como persona pragmática, directa y comprometida con lo que hace y dice. También es una persona que se siente segura cuando hace las cosas antes incluso de decirlas, y eso me indica que emplea su buen sentido antes de tomar una decisión. Anoto también que puede representar una gran libertad tener por delante un presente que le haga disfrutar siendo, en cada una de sus acciones, una persona firme, meticulosa, detallista y precisa en todo lo que hace. Sobrevive en paz consigo misma, cuando se muestra tal y como es, es decir, persona poco protocolaria, que prefiere contactar personalmente en todo lo relacionado con sus asuntos. Evita los canales indirectos de comunicación, que pueden llevar su gestión al engaño o a una divagación errónea. Me hechiza una persona que es clara, eficaz y exquisita en sus modales. Con capacidad para abordar diferentes dimensiones de un problema. Que es contraria a los compartimentos estancos, y en casos puntuales, reúne al grupo para que interactúen entre sí. Es envidiable que el nexo de unión de esta persona con el mundo, lo realice con una visión transparente y sabiendo en cada momento que está tomando la decisión adecuada. Una persona que de hecho no está supeditada a la política activa y tampoco a las cuatro reglas sociales que a veces resultan tan aburridas incluso absurdas, y que debido a su don de gentes, resulta una buena gestora de personas, porque tiene siempre en cuenta que el dolor que se causa a otra persona, nunca podrá estar justificado, aunque pueda llegar a comprenderse. Cautiva su modo de comportarse, porque conoce el valor de las cosas y siempre pregunta y busca opiniones que le confirmen que está en un proceso continuo de formación. No puedo obviar que es una persona incansable que ayuda a quien haga falta. Es comedida a la hora de dar opiniones y sabe muy bien preservar su imagen. Yo siento una sana envidia por una persona así (aunque la envidia me resulte en todas sus vertientes un concepto peyorativo), pero en este caso concreto, la acepción utilizada la define como un motivo de admiración exclusivamente. Para acabar diré que a ella le sobra el intervencionismo, pues su intención no pasa por dañar a nadie y solo se conforma con mejorar cada día. Admito paladinamente que me enamora una persona con semejante personalidad. Me vuelvo alegre y optimista con una persona así, puede que esté pensando demasiado sobre que significa ser amigo de una persona que tiene como meta en la vida no llegar a la perfección, pero sí mirarla desde una distancia que le de la seguridad que ella misma con esfuerzo se ha buscado. La curiosidad por empezar un artículo del que solo tenía un título que pertenece al saber popular, me ayudó a realizarlo inmediatamente después de haberlo pensado, y a fe mía, que burla burlando, el artículo se ha ido expresando y ejecutando.