Hasta San Antón...

17 ene 2019 / 09:10 H.

La autoridad municipal competente ha decidido prolongar la Pascua de Navidad dos días más. Romper las tradiciones cuesta poco y lo que nada cuesta sí puede permitírselo nuestro Ayuntamiento. La festividad de San Antón se ha quedado un poco huérfana de celebraciones, quizás porque animales hay cada vez menos y bares hay cada día más. Así que parece que a quien se va a ofrecer honores el próximo sábado es a Santa Marta, patrona de los hosteleros. En justicia, tal vez la hostelería de la ciudad debería elegir como patrón al alcalde, que les favorece tanto que no duda en cederles plazas, calles y aceras para que amplíen su negocio. Y como hay muchos jiennenses a lo que esto les parece bien, pues para qué hablar del asunto. El que quiera calentarse en una lumbre tendrá que esperar al sábado, a no ser que prefiera ponerse calentito en su bar de costumbre. Al precio que está la luz, casi se prefiere.

Si se hace memoria, Santa Marta tiene alguna coincidencia con este Jaén nuestro de cada día. Cuando yo era un niño, los chavales y chavalas nos divertíamos con un juego en el que se cantaba una canción popular que decía: “Santa Marta, Santa Marta tiene tren, pero no tiene tranvía...” Jaén tampoco tiene tranvía y a los trenes que hay por aquí no se les puede echar muchas cuentas. La realidad de todo esto es que las viejas tradiciones se van perdiendo y, esta tan antigua como es la de las lumbres, va perdiendo fuerza. No creo que haya demasiados jóvenes que conozcan ni tan siquiera una de las letrillas tan pegadizas y populares que cantábamos en los melenchones. Ellos se lo están perdiendo porque aquello era más divertido que estar todo el día volcados en el móvil.

Yo he tenido la suerte de seguir disfrutando del calor humano que desprenden las lumbres gracias a mi fraternal amigo y vecino Rosendo Zabala. A excepción de hace unos años, que montó la lumbre en la calle, siempre la ha venido poniendo en el patio de su casa, Una cita casi familiar. Precisamente de aquella hoguera que encendió en la calle, casi en la puerta de mi casa, guardo el mejor de los recuerdos porque gozamos de la presencia del inolvidable Francisco Almagro, el poeta de Pegalajar. Este año, pese a que Rosendo ya pasó de los 90, también está dispuesto a quemar cuanto tenga a mano para cumplir con San Antón. Y tampoco faltará el recuerdo a Santa Marta y la hostelería, porque la bota no cesará de ir de mano en mano.