Gritar no es un crimen

25 feb 2018 / 11:15 H.

Una movilización puede ser más o menos razonable y tener peticiones más o menos justas. Pero criminalizar y coartar el derecho de manifestación hace peor y más pobre nuestra Democracia. La sociedad civil tiene todo el derecho, me atrevo a decir que también la obligación, de salir a las calles mostrando su descontento, a veces contra decisiones de quienes gobiernan, otras pidiendo y exigiendo condiciones de vida mejores y más dignas. La clase política parece vivir en una dimensión paralela, ha caído en el error de arrogarse la representación única y total del pueblo. Molesta mucho a los políticos, a la parte derecha del espectro más, que haya manifestaciones y concentraciones. Cuando las calles son tomadas, alguna culpa tendrán; si la gente aglutina esfuerzos no es por meras ganas de incordiar. Si gobernantes y legisladores pisasen más calle y escucharan cuáles son los problemas reales, supieran canalizarlos, ni habría tantas manifestaciones, ni tan cargadas de razón. Podrán amordazar y criminalizar pero no conseguirán enmudecer a quien se moviliza, manifiesta o discrepa.